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que se ofreciese. Y convirtió la iniciativa en una pequeña Funda– ción: Ordenaba un acompañamiento de dos hachas blancas para el Santísimo Sacramento y cien escudos para los que llevaran el palio y cien escudos para las campanas. Otro aspecto de este fervor eu– carístico de Pradilla se refería al gasto para solemnizar la octava del Corpus Christi, con sermón en el último día 28 • Pradilla no olvidó al Santuario de Nuestra Señora de Miseri– cordia de Borja; dejó un legado de 250 sueldos para el rejado del mismo. «Todo digno de memoria», anota el Capítulo. Aunque el perfil religioso y social más llamativo y durable fue la devoción a San Francisco y la construcción del convento de ca– puchinos, del que nos ocuparemos a continuación. 2.3. La construcción de convento de capuchinos Con los capuchinos llegó a Borja un poderoso ambiente de re– novación religiosa que sacudió a la población, como el aire del Moncayo. Pradilla fue uno de los seducidos por los austeros frailes y se convirtió en su patrocinador, determinando ayudarles para alo– jarlos cerca de la ciudad. Somos afortunados al poder manejar abundante documentación de primera mano para rehacer esta funda– ción. Después de dos peticiones inatendidas, el ayuntamiento concedió la licencia para la fundación del convento el 26 de junio de 1622 29 • El acuerdo recoge muchos datos, dignos de recuerdo. Se hallaban 28 El cabildo de Santa María rechazó, en cambio, la propuesta de otra persona devota, presentada por el capuchino P. Zatorre, que se comprometía a pagar cuatro hachas para cuatro sacerdotes revestidos. !bid. f.276 v. 29 AMB. Libro del Justiciado. s.f. (Sesión de la fecha). -63-

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