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masa; en cambio, habla n. 50-51, de la adoración individual y privada ante <il Santísimo reservado. Creemos que ambos pasajes dan la verdadera signi– ficación de la «visita)), cuando se realiza como parte de los cultos vespertinos. 3. Orientación conciliar sobre ws, ejercicio~ piados~. . Además del problema de su sistematizaci6n y de las reflexiones espon– táneas que fluyen sin esfuerzo en -tomo a los ejercicios piadosos, resulta más importante no olvidar la orientación que el concilio dio sobre los mismos, Cons. sobre saJgrada liturgia, n. 18. l\'o podemos en este momento entrar en una exégesis completa de este importante pasaje, pero sea lícito recoger la exigencia fundamental : que se organicen siempre teniendo en cuenta los tiempos litúrgicos, para que vayan de acuerdo con la liturgia, deriven en cierto modo de la misma y conduzcan a ella, ya que la liturgia por su natu– raleza está muy por encima de los ejercicios piadosos. Creemos que este pasaje toca en la llaga de este organismo depauperado. Se han realizado excelentes esfuerzos personales y en equipo en el sector· litúrgico, pero todavía no se ha acometido la labor de fecundar los ejercicios piadosos. Para ello se necesitan trabajo, ilusión y preparaci6n. El hecho es que no se realiza el anhelo común. Es verdad que con alguna frecuencia han aparecido hojas y folletos con novenas más o menos inspiradas. Pero el problema no ha sido acometido con empuje. ¿Sobre qué bases se ha de rea– lizar el trabajo? Sobre bases bíblicas y litúrgicas, y según las leyes vigentes en la renovación litúrgica de simplificación, autenticidad, dignidad de los textos, traducción apropiada de los mismos, etc. No se llegará a realizar esta aspiración sino formando equipos especializados de trabajo. Bibliografía: J, M, HUM, Les offices dw dimanche ·soir, en La Maison– Dieu n. 46 (1956) 80-113. G, GONZALEZ VELASCO, Liturgia y eiercicios piadosos, en Liturgia 20 (19€5) 107-123, C. FLORISTAN-J. M. ESTEPA, Pastoral de hoy. Barcelona 1966. REFLEXIONES SOBRE LOS EJERCICIOS SAGRADOS En este terreno no se puede reflexionar seriamente sobre realizaciones concretas, ya que entre nosotros está casi todo por hacer. ¿Por rutina e in– movilismo? Es posible, aunque existEn otras muchas razones a la base de la praxis de nuestras comunidades cristianas. También se podría pensar que las cristiandades más s6lidas deberían intentar con más valentía nuevas for– mas de vivencia religiosa, sin dejar siempre la iniciativa a vanguardistas movedizos. No queremos lanzarnos a una información ni siquiera sumaria de lo que se hace en otras latitudes. En cambio, vamos a recoger las orien– taciones teóricas que han de regir la organización de estos ejercicios sagrados. 1) Actos de culto con base de salmos. A nadie se oculta la línea ascendente que se observa en el empleo del <:alterio por los fieles, sobre todo, desde. que han podido contar con traduc– ciones manuales, e incluso ha sido editado para ser recitado por los clérigos en el oficio divino. Por otra parte no es necesario remontarse muchos lustros para compro-
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