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media hora, y más difícilmente se podrán organizar bien los dos tiempos en un espacio tan reducido. Sin embargo, se trata de la solución que llena todas las exigencias del espíritu y la letra de la Instrucción, y que ha sido preco– nizada oficiosamente. 4.-No parece ningún disparate prnsar que en ciertos ciclos bien deter– minados no se tenga en nuestras iglesias ningún culto vespertino. Cada rector sabrá en qué épocas los fieles cesertan de la iglesia. Con más razón se puede afirmar esto de la Adoración eucarística, que parece exigir cierto concurso de fieles. Así lo exige la Instrucción para la exposición anual en las parroquias, n. 63. 5.-Dentro de estas orientaciones -,remos apuntar frondosa la casuística. Por ejemplo, la organización de los cU:.tos vespertinos de la Orden Tercera. La comisión nacional va enviando va~iosas orientaciones sobre la materia, pero se deben tener también en cuenta las exigencias. litúrgicas. Por de pronto no se podrán comenzar dichos cultos c:Jn la expnsición, seguir con ejercicios piadosos, continuar con la predicación o instrucción y terminar con la ben– dición. Esto por las razones aducidas a:1teriormente, y porque la predicación propiamente dicha .está prohibida siempre ante el Santísimo, se coloque o no se coloque el velo ante el exposito:'.'. Véanse respuestas en Ephemerides liturgícae 82 (1968) 245-246, y en Ilustración del clero 61 (1968) 363-3-65. Se podría sugerir que, tratándose de fieles cultivados espiritualmente, se comen– zase por una breve acción sagrada a base de salmos, se siguiese con la ins– trucción del sacerdote y se terminase con una sustanciosa Adoración euca– rística. 6.-De cara a esta práctica pastornl parece indispensable un elemento que inicie la acción : una catequesis a fondo de los cultos vespertinos, sobre todo, de las acciones sagradas y de la Adoración eucarística. Sin ella, 1 os fieles podrían resultar altamente desorientados. CONCLUSION Pondremos fin a estas reflexiones s:Jbre los cultos vespertinos, reiterando la idea inicial. La amplitud del tema es tan desorbitada que no sólo no han sido tratados suficientemente los prol::lemas enunciados, sino que quedan totalmente marginados otros de importE.ncia : así la reconsideración del culto de los Jueves eucarísticos, el que debe organizarse en nuestras comunidades para las fiestas de los santos de la Orden, la celebración de las XL Horas, tan retocada por la Instrucción, e induso la organización de la Adoración nocturna. Esperamos que surja otra occ.sión para comentar temas,,, tan impor– tantes de la vida religiosa de los fieles y de los religiosos. Mientras tanto, no cabe sino confiar a la voluntariosa reflexión de todos estas iniciales OTien– taciones sobre los cultos vespertinos. Extracto del Boletín Oficial, de la Provincia Capuchina de Navarro-Cantaibria-Arag6n, vol. 23, setiembre-octubre 1968.

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