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EL DERRIBO DE LOS BARRIOS DE PAMPLONA DURANTE LA GUERRA DE LA CONVENCIÓN (1795) Tarsicio de Azcona, ofmcap. Esta comunicación es sólo un esbozo del gran cuadro que merecería el tema de Pamplona y sus fortificaciones al tiempo de la guerra de la Convención. Fueron los valles de las montañas lo que sufrieron aquella dura flagelación en sus personas y en sus bienes; pero la guerra no tardó en amenazar a Pamplona, la plaza fuerte fronteriza. Tenemos la suerte de poder respaldar el tema con abundante documenta– ción de primera mano, que afecta a toda la vida de la capital y que podría dar lugar a un estudio mucho más extenso que una comunicación. 1 Parece que el tema del derribo de los barrios es tratado por los especialis– tas como un tema episódico y menor, pero a la verdad que preocupó con intensi– dad en Madrid y en Pamplona, ya que no en vano se trataba de la vida y subsis– tencia de varios cientos de personas. El tema no deja de ser aludido en historias generales y en estudios más especializados; pero no lo hemos visto estudiado con suficiencia documental y con la debida atención crítica. 2 Es obvio que en esta comunicación tan sólo po– dremos aludir a las etapas y a los hitos más encimados del tema, no puede pasar de ser una viñeta. Un censo previo premonitorio La revolución francesa estalló el 5 de mayo de 1789, fecha en la que ini– ció sus pasos la Asamblea Nacional Constituyente. La noticia llegó a las cortes europeas con rapidez inusitada y las puso en situación de alerta. El 17 de junio de dicho año fue prevenido el virrey y Capitán General de Navarra conde de la Colomera, a fin de que tuviera prevenida la fortificación de la ciudad y toda su zona norte confinante con la frontera francesa. Fue el poderoso grupo de Ingenie– ros militares quienes se hicieron cargo de tener a punto el gran plano de las forti– ficaciones, uno de cuyos anillos estaba formado por los arrabales de la gran ciu– dad amurallada. Un indicador de esta acción logística fue el censo pleno y detallado que con precisión militar ejecutaron los ingenieros, incluyendo en el mismo todos los barrios o barriadas o arrabales de Pamplona. El censo obedecía a la orden del 27 de junio; la relación fue elaborada durante dos meses, estaba terminada el 29 de julio y era remitida a la corte el 7 de agosto de 1789 por doble vía: por la del virrey a Palacio y por la del Jefe de ingenieros, Antonio Hurtado, al Ministerio de la guerra. El 11 de agosto les respondía con rapidez inusitada el ministro Juan Caballero que estaba conforme y que no hacía falta enviar duplicados. Navarra: memoria e imagen (Pamplona, SEHN, 2006)