BCCCAP00000000000000000000982

Estado e Iglesia en España a la luz de las asambleas del clero en el siglo XVI 325 otras muchas dona~iones... 48 • Compararle a Constantino equivalía a canonizar de forma solemne la política de Fernando. Poco más adelante, en 1519, no resultó forzado al portavoz de Toledo decir a Carlos I: El emperador Constantino «no se contento con dar como dono todo su inperio a la iglesia Romana, mas con mucha deuodon quiso que su pala~io inperial fuesse fecho yglesia... Ansy esperamos en dios que vuestra alteza, siguiendo estos gloriosos príncipes, no solamente no permitira que las yglesias ayan de pagar de~ima, mas antes les hara grandes limosnas con que sean mas onrradas e aqres~entadas» 49 • La comparación de Carlos con Constantino se repite con insistencia; lo que no sorprende, dado el rango imperial de ambos. Pero la alusión no se pierde a su muerte. La asamblea de 1575 dirigirá a Felipe II estas palabras: «Imitando a Constantino que engrandescio a la sede apostolica y le dio muchos bienes y provincias... Dios le premio... Si abre la mano con el clero, Dios suscitara otros medios». Y en el ocaso del reinado, en 1597, todavía haría la asamblea parecida mención ante el rey prudente. Si de la documentación de las asambleas pasamos a otras fuentes, no será difícil encontrar citas significativas, como la de Antonio de Guevara: Desde que Cristo murió hasta Constantino no hubo pontífice que no fuera perseguido: «mas ¡ay dolor! que desde la hora que Constantino comenzó a enriquecer a los perlados, luego se acabaron los mártires y cesaron los martirios» 50 • La cita del franciscano da un quiebro notorio a la cuestión, bien lejano al tono de las asambleas, pero necesario para completar el problema. Rasgos del Constantinismo hispánico En síntesis, el programa de relaciones iría montado sobre estas líneas maestras: Los reyes hispánicos debían mantenerse fieles y continuar el constantinismo civil: debían contar con la iglesia en su proyecto político de unidad y de grandeza. Debían no sólo concederle mercedes y favores materiales, sino tenerla presente en las mismas instancias del poder. Ahora bien, parece que el clero no pensó tanto en la contrapartida: en la aceptación del estado moderno, dando respaldo moral al mismo y prestándole cola– boración económica extraordinaria. 48 Véase nuestro estudio La inquisición española procesada por la congregación general de 1508, en La inquisición española. Nueva visión, nuevos horizontes. Madrid, 1980, p. 89- 163, donde aludimos al personaje y publicamos otro texto del mismo. El pasaje aquí citado es todavía inédito. Le ha dedicado una monografía rica e ilustradora M. A. ARRAZOLA, Don Martín de Zurbano, alias de Azpeitia. San Sebastián, 1982. 49 El pasaje se recoge en la asamblea de Barcelona de 1519. so. A. DE GuEVARA, Oratorio de religiosos... en Místicos franciscanos, Madrid, 1948, v. II, p. 557 (BAC n. 48). Reiteramos cómo el franciscano pone de relieve el aspecto negativo y sombrío del constantinismo antiguo, silenciando la situación del momento que conocía tan de cerca.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz