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308 Tarsicio de Azcona Santiago verificaría las rentas de Córdoba; el de Avila viajaría a Santiago. Se preveía en todo caso una operación nada fácil; así se comprende que las actas digan «en lo qual hubo diversas alteraciones» 18 . 17. Asamblea de Valladolid, junio-octubre de 1555. Se trató de la última concesión al emperador: otras dos cuartas de todas las rentas de Castilla, Aragón y las Indias. Conocemos las actas, que desde el principio rezuman protestas, apelaciones y agravios. Se interpuso un hecho imprevisto: concedida la bula y antes de la ejecución de la misma murió Paulo 111; quedó el problema intacto en el diminuto pontificado de Marcelo 11; pero se planteó una seria cuestión ante el sucesor Paulo IV. La asamblea pretendía que la concesión anterior había quedado revocada expresamente por las reglas de cancillería del nuevo pontífice; la corona no pasó por tal tesis, aunque tuvo que conseguir la confirmación de la primera bula. Intervino el nuncio para comunicar a la asamblea con palabras halagadoras que no podían dejar de pagar el subsidio. De nuevo 500.000 ducados en tres pagas durante 1556, 1557 y 1558, en la proporción conocida para ambas coronas de Castilla y de Aragón 19 • 18. Asamblea de Toledo, 1560. Inició una nueva fase en la concesión y en la paga del subsidio. El traspaso de administración del emperador a su hijo Felipe II conoció en el tema ,sensibles cambios. Ante todo, tenemos razones para pensar que el joven monarca, que conocía el problema desde su adolescencia, procuró obtener con rapidez una nueva concesión pontificia. De hecho obtuvo de Paulo IV un subsidio de dos cuartas para 1560-1561. En la iglesia de Toledo presentó el nuevo indulto el conocido obispo de Lugo, Suárez de Carvajal. El 14 de octubre, no sin interponer apelación por su cuenta, Toledo convocó a las iglesias para tratar si convenía aceptar la concesión o impugnarla. Se encargaron oraciones a todo el estado eclesiástico. Nombraron al tesorero García Manrique y al capellán mayor Rodrigo Zapata para asistir a la congregación «que se hace en esta i;:ibdad». Adelantó dinero para la celebración. No conocemos todavía las actas de esta congregación; pero sabemos que la asamblea resistió y no llegó a ninguna concordia con la corona. Lo que obligó al rey a nombrar jueces propios para llevar adelante la operación. Se creó una gran confusión; los cabildos resistieron y los corregido– res secuestraron las rentas; pero así se entorpeció más la operación. Parece que la tensión duró varios años, no obstante que algunos obispos cedieron; la 18 En todo caso se aprecia cómo avanza la idea de una imposición equitativa. Reglamentan cómo se debía realizar la operación, no movilizando muchas personas, con la mayor perfección y los menores gastos. 19 Notable el discurso del nuncio a la asamblea: «que cierto si Roma hera la cabeca, la clerezia de Castilla hera el cora.:on de la iglesia». Debe notarse también la presencia y la intervención de la Princesa, mujer de Felipe.

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