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de la política religiosa de Fernando el Cat6lico ((Multa a nobis superioribus annis Andreas, electus Tirasonensis. perpessus est et omnia eguo et patienti animo tulitn 57 • 6. PERSPECTIVAS Ni se piense que las cosas iban por distinto camino en Castilla. Mejor dicho, aquí se pensaba sagazmente en ganar terreno ; sin te– ner a la vista ningún conflicto especial con Sixto IV a causa de las provisiones, mas escarmentados con el de Zaragoza, quisieron Fer– nando e Isabel tener bien firmes sus posiciones antes que se pre– sentasen dificultades sobre los obispados castellanos. El día 5 de junio de 1475 firmaban en Valladolid unas lnstruccione~ para el Al– caide García Martínez de Lerma, a quien enviaban como Embaja. dor y Procurador suyo ante la Corte Pontificia 53 ; se le encomien• dan materias de escasa importancia, excepto la que aquí se recoge, que con seguridad era el negocio central, que llevaba encomen– dado: \ Otrosy procurareys con su Santidad, como guardando nuestra prehemínencía y antigua costumbre en que estamos y los reyes nuestros progenitores estovieron, non provea de aqui adelante de Iglesia metropolitana ni catedral ni maestradgo ni prio– radgo deiitos nuestros reyn,os, salvo a nuestrn supUcaci6n, porque de lo contrario podran nascer gr-and,e 1 s discusyones en estos nuestros Reynos Je que se nos podrá seg~ir mucho deservicio, de lo qua/ trabajad con todas vuestras fuerzas c6mo su Santidad de seguridad. Se ve claro el esfuerzo de los reyes por obtener del Papa una concesión y el reconocimiento <le una práctica, que daba origen a grandes discusiones que, viéndolas cercanas, se trata de alejar. Exi– gen, sin rodeos, el reconocimiento de la súplica real, con deroga– ción del derecho pontificio <le libre colación, y apoyan su preten– sión en la ((antigua costumbren respetada en sus reinos. En este terreno quedó planteado en adelante el problema. Es cierto que la voluntad inquebrantable de Fernado se impuso, po– niendo fin para siempre a todos los conflictos ,sobre provisiones <le! reino de Arag6n ; mas surgieron otros muchos .más importantes en las Iglesias de Castilla. Para enfrentarse con ellos, llevaba Fernan– do unida sobrada experiencia, la de su astuto progenitor y la suya no despreciable ; ni fué bastante la mano de Isabel, a quien com- fi7 Ibid. p. 274. 58 J,as Instrucciones orig. en Sima,ncas, PR. 16-56 V-CHCA-2 293

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