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sieron también a este concepto, porque tertio, nin quarto, nin diezmo, nin cosa alguna llevaron nunca los Papas, hasta el pontificado de Sixto IV 55 • B. El subsidio del clero para la lucha contra el turco El clérigo podía beneficiarse de la gracia de la cruzada, tomando su bula y pagando la correspondiente limosna. Pero eso pareció poco en la curia romana para dicho estamento. Se pensó en una aportación económi– ca específica, llamada en principio la aportación de las galeras, porque iría destinada a mantener armadas y en pie de guerra un número de gale– ras, prontas a salir contra los enemigos de la fe. Así surgió el concepto gra– voso y genérico del Subsidio del clero: a) Hemos documentado la imposición de 100.000 florines de oro al tiempo de la legación de Borja, cobrados por Leanoro y Franco, que pudieron entregar en Roma 43.144,50 florines. b) Sixto IV intentó imponer al clero un nuevo subsidio, aunque chocó con el muro de la corona: En vez de subsidio a la cámara apostóli– ca, el Papa debía concederlo en favor de la corona para subvencionar la guerra de Granada. Con este cambio de orientación, documentamos el pago por el clero de 100.000 ducados de oro en 1482, de 115.000 florines en 1485 y de otros tantos en 1489 y 1491. Eran cantidades subidas, con tendencia a convertirlas en subsidio permanente. Mas esta prolongación toca a la aportación económica general del clero hispánico a las empresas de la corona, y esta historia nos apartaría del tema borjano 56 • 55. La cita se inscribe en el tema general de la aportación económica hispánica a la cámara apos– tólica, en Isabel la Católica, p. 619. 56. e el tema de los recursos allegados por los Reyes. 1 L_. -49-

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