BCCCAP00000000000000000000978

ad laetitiam... ». No había lugar para la alegría; no se presagiaba serenidad, sino tempestad. Se temía que dilapidase la tiara pontificia, porque si sien– do cardenal, incrementaba de tal forma el patrimonio de sus hijos, qué se podía esperar estando en la cúspide 38 • Pasado poco tiempo, eclesiásticos tan conspicuos como Talavera, Cisneros y Boíl aumentaron este clima de desconfianza. 4. Los hijos de Rodrigo de Borja Por delicada que sea, no es posible no aludir a esta cuestión, ya que fue una de las principales fuentes de la posterior difamación, de litigios con la curia y de tensión al tratar de colocar a varios de ellos en los reinos hispánicos. La descendencia del cardenal Borja fue numerosa. Tuvo de madre ignota, dos hijas, Jerónima e Isabel, que no han preocupado a los historiadores. También de madre ignota, a Pedro Luis, que encabezó la casa de Gandía y su ducado. De Vannozza dei Cattanei a César, Juan, Lucrecia y Gofredo. Aunque las circunstancias hubieran aconsejado en algún momento redactar ciertos documentos con buscada oscuridad y con notoria contra– dicción, será inútil que la apologética niegue una cuestión resuelta con una gran masa de documentos. Siempre cabe recurrir a alguna explicación, ya que el hecho afecta a una de las fibras más sensibles de la ética cristiana y eclesiástica, mucho más si se refiere a un cardenal, luego elegido Papa. La explicación puede fluir desde varias realidades: 38. !bid., p. 166. -34-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz