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EL TIPO IDEAL DE OBISPO EN LA IGLESIA ESPAÑOLA 5 repugnancia del espíritu franciscano a ocupar dignidades en la Iglesia. Conocemos también la resistencia del letrado Tomás de Cuenca, excolegial de San Bartolomé, canonista, inquisidor y del Consejo de Castilla; conocido de cerca por la reina Isabel, quiso nombrarle para un obispado «que no aceptó, huyendo siempre tener cargo de almas, juzgándolo por peso intolerable y de mucho escrúpulo» 9 • La de Fernando de Talavera, debieron los Reyes superar con un mandato pontificio 10 , y otro tanto tuvo que hacer Isabel para vencer la resis– tencia presentada por Cisneros 11 • Es evidente que esta mentalidad extendida por las iglesias de España ponía un germen y creaba un clima ideológico muy propicio a la reforma del episcopado, ya que trataba de alejar a todos los indignos, en virtud de la ley moral y del imperativo de la propia conciencia. Y aunque no hicieran caso los indignos, las personas de conciencia reflexionaban sobre el oficio de obispo. Alfonso de Madrigal enseñó estas teorías desde la cátedra de Salamanca y desde el pedestal de sus libros, no pasando mucho tiem– po sin que fueran recogidas en otras obras de carácter ascético. En las postrimerías del siglo aparecía en Salamanca el escrito anónimo Tratado de la vida y estado de la perfección, que trata en su primera parte de la vida activa y contemplativa y en la segunda adelanta una visión ingeniosa sobre la perfección del estado religioso, clerical y episcopal 12 • Refiriéndose al episcopado, se propone las si– guientes cuestiones, tomando frecuentemente ideas de san Gregorío y san Bernardo : I. ¿ Conviene desear un obispado? La respuesta se apoya en una distinción, pero es nítida : desearlo por los biene$ circunstantes es ambición y codicia y por tanto pecado; desearlo por su alteza y dignidad es presunción; desearlo para aprovechar al prójimo sería bueno, mas, como el obispado tiene inherente ser superior a los de- • F. Rurz DE VERGARA, Historia del colegio viejo, vol. T, p. 183. 10 ASVAT• Arm. 39, vol. 15, f. 16o v. Véase más abajo núm. 7. 11 HEFEL!t, Le cardinal Ximcncs (París 1856), p. 30. - Sobre Tello de Bue 1• día, véase F. Rurz DE VERGARA, o. c., vol. 1, pp. 100-ro7, donde afirma que lo, Reyes obtuvieron un breve para obligarlo, del que no hemos encontrado ningún rastro. 12 Trntado de la ·vida y estado de la perfección (Salamanca, s. i., 1499) (Catá– logo de incunables, n. 0 1.889, CoPINGER 5.853, HAEBLER 650). - En el f. I v se afirma que este libro no es de Guido de Perpignan, carmelita, del que hace men– ción Nicolás Antonio, Bibliot. Vetus, vol. II, p. ro6, n. 0 256; más parece de un benedictino qne lo dedica a un monje del monas,terio de San Benito, de Vall :dolicl. 25
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