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EL TIPO IDiiAL DÉ OBISPO UN LA IGLESIA ESPAÑOLA 41 en los escrito.res clamores proféticos contra los obispos españoles. Quien más acentuó la crítica, conectando su voz con la del refor– mador florentino Savonarola, fué el dominico Pablo de León, reli– gioso de la Observancia, ardiente comunero y religioso de gran celo apostólico. Es de advertir, sin embargo, que su Guía del cielo debe s:P1· leída con perspicacia, ya que muchos de sus párrafos pecan clr oratorios, falsamente generalizadores y escritos con más voluntad de t:on~enar n11e de absolver. De una crítica semejante no se vería lihrP ni un sólo lustro de la historia de la Iglesia, atacado pluma en ristre por un escritor acerado como Pablo de León. Véase una muestra : Pero ¿ qué diremos de los que vienen de Roma así obispos, como canó– nigos, como arcedianos, como otros que traen dignidades, que son idiotas, soldados, despenseros de cardenales, mozos de espuelas, mozos de caballos y de establos, sabios en maldad, y en virtud y sciencia necios. Y destos está llena toda España y las iglesias catedrales. Y si hay otros fué porque fué t:riado de algún obispo o pa.rí -ente o hijo o sobrino, o hijo o pariente de otro canónigo, que es maravilh. Y así verán en la Iglesia de Dios unos ídolos todos vestidos de seda, llenos de honra, criados y dineros; y en ellos no hay más virtud ni sciencia que en un bruto. Tales rig,en la Iglesia de Dios 70 . No obstante, este escritor dominico debe ser tenido en cuenta para anotar cierto relajamiento de los prelados al abrirse el esce– nario del imperio español. Mucho más que Pablo de León convencen los testimonios múlti– ples del santo arzobispo de Valencia, Tomás de Villanueva, el que restauró con la santidad de su pontificado los daños de casi un siglo d~ irresidencia y abandono pastoral de la sede levantina. Hablando de la guardia que montaban los pastores en torno a su grey la noche de Navidad, escribe mansamente: ¡ Oh dolor! Pues no es esto lo que sucede: Todos tienen una vigilancia especial sobre las primicias y rentas, y su último cuidado es para las ovejas; de los pastores, unos moran en la corte de los príncipes, otros se inmiscuyen en negocios seculares, otros se entregan a los pasatiempos y a la caza, hay (JUien encamina sus pasos a Roma para procurarse nuevas dignidades y dejan que el rebaño de Cristo sea despojado, maltratado y dispersado por manos mercenarias: entregan a los lobos el cuidado de sus ovejas . . . ¿ Dónde se "" V. BELTRÁN DE HEREDIA, Las corrientes de espiritualidad entre los domi– nicos de Castilla en la primera ,mitad del siglo XVI, en Ciencia Tomista 59 (1940) 5-23, la rita en p. 14; véase también MARC. MENÉNDEZ Y Pi,,'LAYO, Historia de !ns Jieterodoxos, vol. IV (Madrid 1928), p. 33. 6I
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