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EL TIPO IDl;AL DE) OBISPO J;N LA IGLESIA ESPAÑOLA 31 Él mismo se puso al aprendizaje, aunque parece que no pasó de los primeros nominativos. Como el primer reclutamiento de clero resultó insuficiente, se amparó en la autoridad de los Reyes para exigir más personal a todas las iglesias de España ; conocemos el mandato al cabildo de Cuenca, en el que dicen los Reyes, después de asegurar que no bastan los sacerdotes del arzobispado : «y porque .es justo que 110 bastando éstos, ayuden los de las otras Yglesias, acordamos de escribir a todos los Prelados e Yglesias de nuestro reino, que luego quieran enbiar personas idóneas, que entiendan en ello a lo menos por tiempo de un año> ; a la diócesis de Cuenca exigían ocho sacer– dotes y ocho sacristanes 52 • Se buscó especialmente entre el clero a quienes conociesen bien el árabe, siendo Talavera quien dictaba nombres y los Reyes quienes despachaban urgentemente las invitaciones 53 • La intervención del ar– zobispo de Toledo Jiménez de Cisneros ha sido falsísimamente inter– pretada como una intromisión:, sufrida. solamente por la santidad de Talavera 54 • Nada más falso. Cisneros sentía la vocación franciscana de misionar entre infieles y agradeció a la Providencia que le depa– rase un campo tan al alcance de la mano. La lista de sacerdotes rech1- tados en Toledo quiso encabezarla con su nombre para pasarse en Granada algún tiempo evangelizando a los moros. Aunque es pre– ciso reconocer que, aquí más que en ninguna otra ocasión, traicio– naron al prelado franciscano los impulsos del corazón y su desbor– dado celo, llegando a peligrar no sólo la conversión de los moros, sino la misma seguridad de la conquista. La reina Isabel estaba con– vencida de que debía a la santidad de su confesor Talavera la conser– vación no sólo de la fe, sino de la ciudad. Vencidos los dificultosos principios, una primavera de gracia y de conversión parecía deslizarse en la vega granadina cuando las campanas anunciaban el comienzo del nuevo siglo. Era el momento de mayor esfuerzo por parte de la Iglesia para solucionar espiritual– mente la convivencia entre los conquistadores y los moros derrota– dos. Los Reyes :repetían en todos los tonos que todos los moros ·se ,,. Carta desde Granada de 1500 oct. 5, en BN, Ms. 13.07:a, ff. :a6o v~26r. 08 Carta al reformador Martin García, luego obh,po de Barcelona, desde Sevi 0 !la en 1500 abril 4; en ACA, Reg; 3.614, f. 107 v. "" Véanse los poco serenos juicios de FmEL FERNÁNDP:z, Fray H ernando de Tala1,era, confesor de los Reyes y primer arzobispo de Granada (Madrid 1942), sobre todo las pp. 240-:.145, 248 y 256.

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