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28 TARSICIO DE AZCONA No tenga en la cámara queso ni pan ni az,eyte ni otra cosa que pueda oler fil comer los ratones. Tenga gatera en la puerta o puertas de la cámara. Saque la ropa al ayre en verano bien de mañana, o a la fría quando la <'Viere de sacar, y al sol en ynvierno, y ayúdese para ello de los reposteros, pajes e mo<;os de espuelas. Un hombre ún tacha era natural que mirase por la honestidad de sus familiares y ordenase al veedor: Mire y con mucha diligencia lo procure de saber si alguno de los de casa tiene muger conoscida, pública o seer-eta, o amores donde e como no deue, e "i él no lo pudiere apartallo dello, hágalo saber al ar<;obispo; pero si la per– sona fuere de los familiares ordenados de orden sacra que sirven en su cá– mara e capilla, luego lo haga saber al ar<;obispo antes que otra persona alguna lo sepa. Mas no resulta tan natural que el arzobispo escribiera para su cocinero estas sabias menudencias: Haga fuego a tiempo y gaste la leña muy templadamente. En comen<;ando el fuego ponga el caldero o una caldera grande llena de agua para que se caliente. Haga su ofi<;io muy limpiamente. Tenga cuyclado que se gaste templadamente el ai;úcar, espei;ias, miel, manteca y-azeyte y otras cosas ne<;esarias, sin que nada se desperdi<;ie. No dexe de entrar en la cozina persona que no sea en ella ne<;esaria, m perros ni gatos. Tenga siempre muy limpia la cozina. Mire que cada noche dexe lumbre cubierta e muy bien enbuelta y que todo quede al recado. Esta Instrucción resulta una joya literaria no sólo por su len– guaje arqueológico y suelto, sino por la noticia exacta que nos da sobre la casa de un gran prelado; al mismo tiempo nos sirve de in– troducción para describir el orden que puso en la casa de Dios un hombre que tan perfectamente ordenó la suya propia. Rimando con el encanto y el embrujo de la Alhambra, abrió al culto divino su catedral, y junto a la catedral su morada. Adoptó íntegramente el rito romano, aunque en el canto dió precedencia al toledano ; para la organización de las funciones adoptó el ceremonial efe los monasterios jerónimos. A ritmo acelerado fué estrenando los lugares sagrados en toda