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EL '!'IPO IDEAL DE: OBISPO É,N LA IGLESIA ESPAÑOLA 17 ritu reformador y limosnero, hubiese gotpeado fuertemente la aten– ción de sus contemporáneos, sin embargo, resultaría desmedido ele– varlo a la categoría de prelado ideal. Conocemos demasiado parca– mente su vida y esta ignorancia rebaja no poco su elevada talla. 5. - Quien colma toda la medida y hace descansar perfectamente la mente en su contemplación es el arzobispo de Granada Fernando de Talavera. Su recuerdo no solamente pasó a la memoria de escri– tores posteriores, sino que Juan de Valdés, cuando en su Diálogo de Mercurio y Carón describe un obispo ideal, parece que sin querer describe a Talavera; igualmente, el obispo electo de Salamanca, Luis Núñez Cabeza de Vaca, manda al arcediano de Alcor escribir la vida del arzobispo de Granada, que resulta «más que una biografía, el retrato moral de un santo, uri elogio de sus virtudes», una vida que parece tomada de la leyenda dorada 31 • Esta apreciación del eminente escritor M. Bataillon es necesario entenderla inteligentemente, pues se presta a una falsísima interpretación. Viviendo el santo arzobispo y pocos años después de su muerte varios escritores se interesaron vivamente por escribir la vida del eminente prelado, resultando estos escritos nuestras mejores fuentes de información, después de las eminentes obras del mismo arzobis– po 32 • El primer biógrafo fué Jorge de Torres 1 mestreescuela de Granada, que escribió una compendiosa vida para enviarla a Roma · al estallar las suspicacias de la Inquisición contra Talavera: por este escrito, hasta ahora desconocido, nos enteramos que corríán otros 81 Este es el juicio de M. BATAILLON, Erasmo y España, vol. I, pp. 383-393, libro maravilloso, pero que en este caso no nos· convence por ciertas afirmaciones y sugerencias. Si la descripci6n de Maldonado · es ret6rica y panfleto moral, ¿ por qué deducir absolutamente que había mucho que hacer en el episcopado? Si Juan de Valdés .parece que describe a Talavera, ¿ por qué afirmar que «pierde contacto con la Iglesia ·real y se refugia en una utopía puritana de sencillez evangélica, de perfección interior? (p. 392). El mal del clero lo achaca al sistema de benefido·s patrimoniales; mas esito ·no lo pensaba entonces ninguna persona sensata de Espa– ñ.a, mucho menos los Reyes. - Notamos en tan eminente escritor esa idea suges– tiva, mas poco consistente, de que el remedio moral vino• del erasmismo, cuando el epicopado del reinado .de· Fernando e Isabel ·consiguió un elevado ideal antes de ser conocido Erasmo en Españ.a. 119 El elenco más perfecto de todas sus obras ló trae Nre. ANTONIO, , Biblio– theca Hispana nová, vol. I (Madrid 1788), pp. 390-391, que debe ser p.'irimgo– nado con el de JosÉ ·DE SIGÜP:NZA, Historia de la orden de san Jer6nimo, vol. Ii {Madrid 1909, Nueva B.AE) , p. 325. Véase sobre todo el prólogo de Mr.ctm:L MIR, Escritores místicos Españoles, vol. I (Madrid 19u, Nueva Bae). pp. X-XIII, ert ét que publican los escritos más representativos. Una primera··impresi6n de obras de Talavera, incunable y sin datos tipográficos de ·ninguna · clase, puede verse ett Bibl. Nac. Raros, I-2.163 y I-1.724- 37

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