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EL 'I'IPO IDltAL DJ{ OBISPO J:tN LA IGLESIA ESPAÑOLA IS ejemplo, en la reforma de religiosos no parece que hiciera perso– nalmente grandes cosas 26 • ¿ Por qué espíritus ecuánimes orillaron también a Cisneros hasta colocarle a lo más en un tercer puesto con preferencia para Ampudia y Talavera? Por ser de meridiana claridad no necesitamos demostrar que como estadista y hombre de gobierno, como guerrero, como espíritu clarividente en el campo de la cultura, como reformador de costum– bres y como religioso de vida austerísima, Jiménez de Cisneros no puede ser pospuesto a nadie y algunos de estos títulos quedarán de– mostrados plenamente no a base de croniquería, sino a base de la más genuina documentación, cuando escribamos, Dios mediante, la historia de la reforma de la Iglesia española. ¿ Qué le falta, por tanto, al cardenal franciscano para poder erigirle como el tipo ideal de obispo conseguido por \a Iglesia española en los orígenes de la re– forma católica? Le falta haber vivido lejos de algunos de esos empe– ños que constituyen su máxima gloria como figura histórica; si por un imposible Jiménez de Cisneros, al ser encumbrado de un salto a la sede principal hubiese podido despegarse de la corte, si no hubiera sido obligado a gobernar el reino en sus días más difíciles, si no hubiese estado mezclado en empresas grandiosas pero menos epis– copales, entonces la posteridad hubiese visto en él un ideal incom– parable de perfección episcopal ; por su actuación como estadista ideal, le regatea la historia proclamarle tipo ideal de obispos. Nos quedamos, ppr tanto, con Pascual de Ampudia y con Fer– nando de Talavera. El primero no es en manera alguna un obispo desconocido, mas las noticias a él referentes llevan pocas veces el refrendo de la documentación 27 • Modernamente se ha ocupado de él incidentalmente L. Serrano al señalar su provisión para el. obispado de Burgos; Doussinage al reseñar su actuación en el concilio V de Letrán, dando a luz el dictamen que escribió Ampudia para el mismo "" A. CO'fARELO Y Vr.LLEDOR, Frav Diego de Deza, ensayo biográfico (Ma– drid 190::i), p. n6. Véase también J. Dun;ÁN, Memoria biográfica de fray Diego de Deza (Salamanca 190::i). Falta todavía la biogra.fía crítica sobre este extraor– dinario religioso y prelado. ., Véase Fuensanta de Ampudias, en Biografía eclesiástica completa, vol. VII (Madrid 1854), p. 971 s. Véase también FUENSANTA, PASCUAL D'E, en Encicl. Univ. i!l,strada E1ir.-americana, pp. 1.46! y 1.4,89, donde no hay seguridad si se trata de uno o de tres personajes. NICOLÁS ANTONIO, Bibliotheca hispana nova, vol. II (Ma– drid 1788), p. 158. 35
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