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EL 'l'JPO IDJ.(AL Dit OBISPO J<)N LA IGLESIA ESPAÑOLA 1 I Es evidente que la reforma episcopal exigida e.n el concilio de Aranda era sincera, pero demasiado exterior y fundada en penas, a cuyo cumplimiento difícilmente podía ser obligado un obispo; por eso mismo, el ideal de vida episcopal es poco encumbrado, frío y poco tranquilizador. En la magna congregación de Sevilla de 1478 hay un hombre que pone una grave inquietud reformadora en lo concerniente a los prelados: es el monje jerónimo Fernando de Talavera, intermediario entre los Reyes y el Sínodo 20 • En el orden del día trazado por los Reyes como materia de estudio y de resolución se llamaba la atención sobre los obispos que se mezclaban en banderías con los nobles, tur– bando la paz y sobre los directamente rebeldes contra los Reyes, sin olvidar a los obispos irresidentes. Los padres del sínodo se atuvieron en princ1p10 a estas tres su– gerencias de los Reyes, mas seguidamente pasaron a tomar otras providencias que afectaban más directamente a la perfección episco– pal : «Iten, la dicha Congregación acordó e ordenó que los dichos señores perlados cada uno vesyte personalmente o por otras perso– nas ydonias sus diócesis, e que exerciten su oficio pontifical segund son obligados e trayan fuera de sus palacios ábito decente a sm dig– nidades». En este sínodo de Sevilla, en cuyas actas se llama desgarrada– mente a cada cosa por su nombre, no hay alusión alguna a la desho– nestidad de los obispos, conio la hay a otros vicios de los mismos v a la vida escandalosa de los clérigos; es cierto que en aquellos años gobernaban todavía iglesias de España algunos obispos de vida poco inmaculada, mas por un principio de dignidad y de clase se silencia este extremo; la jerarquía y el sínodo cumplió tan1bién en esto con su deber y con la fre11te bien alta podían hablar a los Reyes: Otrosy, suplican a Vuestras Reales Altezas, que pues la Congregación ha proveydo en la honestidat e reformación del estado eclesyástico, en especial en lo de las mugeres, que suplican a Vuestras Reales Señorías manden pro– veer cerca de los muertos ... , ,etc. 21 "' FIDEL FrTA, Concilios españoles, en «BAH., 22 (1893) 209-257. Esta asam– Hea, que se intitulaba Santa Congregación de la universal Iglesia de estos reinos, estaba presidida por el cardenal-arzobis1)0 de Sevilla, obispos de Mondoñedo,, Cá– diz, Segovia, Córdoba, tomando parte los :procuradores de otros muchos obispos y cabi.ldos. " FIDEL FITA, o. c., íbid,, p. ;;¡31. 31

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