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La Ciudad de Zaragoza en la Corona de Aragón del inquisidor Lope de Ugarte, en la que les intimaba a cumplir la última voluntad del pontífice. Venía contenida en el breve Acce– pimus quod,, Aljafería, 11 de junio de 1522, que el notario leyó y entregó a los hermanos Erbás. El breve comenzaba afirmando que los clérigos no estaban sujetos a pagar peajes, aduanas, gabelas y tributos; lo contrario equivalía a conculcar la libertad eclesiástica. Ordenaba al inquisidor les conminase la pena de excomunión inme– diata si continuaban exigiendo cualquier derecho de aduana por razón de dinero, piedras preciosas, vasos de oro o plata y por cual– quier otro objeto. Más aún, caso de continuar molestando a los clérigos, el inquisidor debía someter a la ciudad al entredicho ecle– siástico 53 • El episodio contenía un detalle digno de mención. Los arrenda– dores se habían apoderado de un cáliz de oro, regalo de la iglesia y cabildo de Salamanca, valorado en unos 1.500 ducados 54 • Pedro dé Coldesanza, vicario general de Tortosa y refrendario de la nueva curia pontificia, se encargó de exigir a los arrendadores dicho cáliz, retenido so color de cobrar derechos sobre el mismo. El problema debía quedar resuelto aquella misma tarde en espacio de tres horas, a partir de las cuales comenzaría a surtir efecto el derecho canó– nico. Los hermanos Erbás aceptaron las notificaciones, pidieron co– pia de ellas y prometieron responder sin dilación 55 • Pero no obstante la conminación, el problema no fue resuelto ni en aquella noche ni en los días siguientes. Los diputados intervinieron para detener las penas fulminadas, dando seguridades de solución del problema. Mientras tanto, toda la corte pontificia fue abandonando la ciudad, camino del Mediterráneo. Posiblemente se pensaba que todo que– daría enterrado en el olvido. No eran de ese parecer los arrenda– dores. Para ellos el derecho no admitía excepción alguna. Pagaba la casa del emperador; lo mismo debía pagar la del pontífice. Los diputados replicaban que la casa del Papa era superior a la del rey, sobre todo por la singularidad del caso. El episodio se podía con– vertir en campo de batalla. Pero los diputados lo resolvieron, ante– poniendo el acatamiento al nuevo pontífice. Se obligaron con los arrendadores a descontarles 90.000 sueldos jaqueses a la hora de 53 Texto del breve en ADZ Reg. 115, ff. 5 v - 6 r. 54 El dato es seguro por el proceso, lbid. Reg.115, f. 6 rv. En Arch. Cat. Sala– manca, 1522 marzo 26, consta que el cabildo envió una comisión, pero no hace mención del regalo. Agradecemos esta noticia al dechado de archiveros eclesiásti– cos, D. Florencio Marcos. 55 ADZ Reg. 115, ff. 7 V - 8. 45

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