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Zudaire Huarte, Claudio: Organerías IX. Provisión de Organista en Urnieta (s. XVIII-XIX) parroquial de dicha Villa, habiéndome pedido le oyese en tañer el órgano por si podría aprovechar en su manejo, condescendiendo a ello, hice tañer por sí y advertí que según sus principios promete aprovechamiento y mayor instrucción en el manejo del órgano, en cuya confianza y para los efectos que convenga, a instancia del mismo Arizmendi, di la presente en esta ciudad de Pamplona, a 30 de marzo de 1803. Manuel de lzcay, organista de san Nicolás de esta ciudad de Pamplona. No es de extrañar que ante una declaración tan poco entusiasta, insis- tiera el fiscal en que el examen se hiciera ante el Maestro de la Catedral 5 . Arizmendi procuraba retrasar dicha comparecencia, y en su defensa ale– gaba que "el último poseedor sabía muy poco de órgano, y su predecesor dn Juan Bautista de Lasarte, presbítero beneficiado de dicha parroquial, nada; aceptó el nombramiento y se dedicó algún tanto, y a cuya resulta por el orga– nista de san Nicolás de esta ciudad se le dio el certificado, sin que después aquí haya adelantado; se reduce al presente a estudiar en las aulas públicas de esta ciudad. Que ignoraba el opuesto el capítulo 15 de la escritura de fundación y solo estaba en el concepto de que cumpliría con la carga de órgano como lo hicieron los demás sacristanes sus predecesores" Finalmente se realizó el proceso en espera del llamado "plan beneficia!". Unos años más tarde (1825), dos organeros someten su propuesta para reparar los daños sufridos por el órgano. De acuerdo con la descripción de ambos, especialmente de Manuel de Amezua, el estado del órgano no podía ser más lamentable. La culpa recae sobre las tropas francesas que a su paso dejaron un reguero de ruinas. Habían transcurrido varios años desde estos sucesos, y el órgano seguía destrozado. En la propuesta de Amezua hay una opción de puesta al día del instrumento, ampliando teclados y tube– ría. La de Ugarte es más severa, aunque aceptando las sugerencias, no dista mucho de la propuesta de Amezua. El caso es que sometidas ambas propuestas al criterio de Mateo Albeniz, este se decanta sin duda alguna por la de Ugarte, como puede leerse en el apéndice, tanto por el precio cuanto porque, en su opinión, el órgano no necesita de ampliación, sino sólo repara– ción. Se dio luz verde a la propuesta de Ugarte, ejecutando su proyecto (1825). Este episodio nos permite además conocer la composición del órga– no primero instalado en Urnieta, reemplazado por el Cavaillé Coll de 1865. APÉNDICE Propuesta de reparación del ORGANO DE URNIETA por Manuel de Amezua; idem por Manuel de Ligarte. Manuel de Amezua, vecino de la villa de Bilbao, y de oficio maestro organero, con todo respeto y veneración debida a Vs. Expone que ha visto y reconocido el órgano de esta Iglesia, quien enterado bien del, hace una demarcación de los registros que contiene y se hallan en ambas manos: 5. ADP. A 1, n 101. 254 Musiker. 14, 2005, 239-256

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