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amabilidad de un padre espiritual ruso, un staretz, un asceta, el padre Isidor: Cuando alguien viene a ver al padre Isidor, el canoso abba se pone a trajinar y a correr de un lado para el otro, como un joven sir– viente, esforzándose en dar de comer y beber al huésped, quienquiera que sea. Y es que el abba teme que el visitante se vaya sin haberle aga– sajado. Pone el somorar, saca a la mesa de entrada todo lo que hay, y cuando huéspedes inexpertos, inquietos por estos desvelos, le piden y le suplican que no se moleste tanto, entonces el staretz se remite siem– pre al ejemplo de Abrahán que por su hospitalidad fue digno de re– cibir en su casa a la Santísima Trinidad 10 , y prosigue su ir y venir... Y que Dios le guarde, lector, de avergonzarte o rechazar algo de lo que te ofrece. Ten en cuenta que tu rechazo le hará daño al stáretz. Te dirá entonces que no se debe rechazar el amor. Realmente no se trata de una invitación a la mesa, sino de la materialización del amor 11 • Cometido especial del asceta, del recogido, a lo largo de la historia del cristianismo ha sido el llegar a Dios a través de una oración íntima y serena. Ese entrar en contacto con Dios mismo implica una atención consciente que sólo se puede materializar en el retiro, en el escuchar el susurro del Espíritu. El místico Teófanes el Recluso, canonizado por la Iglesia rusa, dejó escritas estas palabras: El temor a Dios, en tanto que sentimiento, infunde en el corazón una atención consciente, y puesto que se trata del temor, hará que la atención y la conciencia, en el corazón, se 10. Gn, 18. 11. Pavel Florenskij, La sal de la tierra (Salamanca 2005) 39. IIOUA ET UETERA. 87 38

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