BCCCAP00000000000000000000970
En el diccionario de la real academia de la lengua, al referirnos a la palabra celda, vemos que el significado más común del término es el de cada uno de los aposentos donde se encierra a los presos en las cárceles celulares. Estar, a la fuerza, en la celda de una cárcel es algo penoso. Otra cosa es estar voluntariamente y con alegría en las celdas o habitaciones con– ventuales, que generalmente tienen significados positivos, agradables, be– néficos si se capta la bendición que supone en la vida espiritual el tener este tipo de aposento que ayuda a la intimidad como lugar de estudio, de oración y de descanso. En la antigüedad cristiana, ya daba Evagrio Póntico este consejo: No vivas con los distraídos 1 . Vamos ahora a comenzar viendo el lugar de la celda cristiana en la historia. Abordaremos el tema desde una perspectiva ecuménica, citando especialmente, autores de textos recogidos en la Filocalia griega, muy apreciados en la Iglesia Ortodoxa, especialmente en el mundo eslavo. l. La celda y los padres del desierto La celda siempre se vio como un lugar de residencia íntimo, apro– piado para vivir en un continuo buscar a Dios desde el silencio y la sole– dad. Las primeras celdas del mundo monástico se dieron en los primeros monjes que vivieron en los desiertos 2 • A veces, estas celdas estuvieron construidas de piedra, otras con maderas y ramas. Los cenobitas y anacoretas adoptaron lo que era propio de las gentes más pobres. También, por tal motivo, sus habitáculos fueron extremada– mente sencillos. Al principio la celda fue el lugar de alojamiento individual de un so– litario, eremita o recluso. En Oriente ya aparecen estos habitáculos, es– pecialmente a partir de los siglos IV y V. Más tarde la palabra celda serviría para llamar así a la habitación de un monasterio donde se hacía la vida en comunidad. Era la habitación 1 "Sommario di vita monástica en la Filocalia':volumen I (Buenos Aires 1998) 103. 2 En el famoso, y aún hoy insustituible, Dictionnaire de spiritualité ascétique et mystique, podemos encontrarnos con un valioso artículo de L. Gougaud, titulado Ce– llule, es decir, celda, en el volumen 11, 1 (1953, columnas 396-400). HOUA ET UETERA. 07 34
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz