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t 1s, o la que los Padres llaman también combate interior, combate invisible, · íll! ate del espíritu, combate y guerra del corazón, que constituye la as– '(•sis espiritual, la obra del corazón, el único medio de purificar el alma I<' sus pecados y de curarla de sus pasiones no sólo conocidas sino tam- 1 i n ocultas 29 • Hesiquio de Batos, conocido personaje de la Filocalia, añade: Tantas veces como se multiplican en nosotros los malos pensamientos, arrojamos n medio de ellos la invocación de nuestro Señor Jesucristo. Veremos en– tonces cómo se esfuman inmediatamente como el humo del aire, tal como lo ha enseñado la experiencia 30 • La experiencia nos demuestra que no podemos pensar dos cosas a la vez. Además, dentro de la tradición cristiana, el nombre de Jesús, como el de María, tienen una fuerza especial que aleja las fuerzas de los ene– migos invisibles 31 • Dentro de la monumental obra recopilatoria de la ya citada Filocalia griega, con numerosas traducciones al eslavo, ruso, español, etc., nos en– contramos con la figura de Isaías el Asceta, que hablando de la custodia del intelecto, dice: Si el hombre no odia toda actividad mundana, no puede rendir culto a Dios. ¿Cuál es entonces el culto a Dios? ¿No consiste quizás en que no debemos tener nada ajeno en el intelecto, mientras le rezamos? ¿Ni voluptuosidad mientras le bendecimos? ¿Ni malicia mientras le can– tamos himnos de gloria? ¿Ni odio mientras le damos la preferencia? ¿Ni celo malvado mientras meditamos en Él y le recordamos? 32 . Isaías el Asceta (o Isaías el Anacoreta) sigue apuntando que si en tu alma se siembra lo que es vil, tú, sentado en tu celda, observa: debes opo– nerte a la malicia para que no te domine; permanece solícito al recordar 29. Ver: Doroteo de Gaza, Instrucciones espirituales, XIII, 145; cf. también: Bar– sanufio, Cartas, 258;Piloteo el Sinaíta, Cuarenta capítulos népticos, 3; Isaac de Nínive, Discursos ascéticos, 17 en Jean Claude Larchet, Terapéutica de las enfermedades es– pirituales. Ed. Sígueme, Salamanca 2016, 450-451. 30. Hesiquio de Batos, Capítulos sobre la vigilancia, 98; 20, en Jean Claude Lar– hct, o.e., 470. 31. Cf. El combate de los pensamientos en Jean Claude Larchet, o.e., 449-480. 32. Isaías el Asceta, La custodia del intelecto, 13, en la Filocalia , vol. I (que como a hemos dicho es obra de Nicodemo el Hagiorita y Macario de Corinto, (Buenos /\ir s 1998) 91. nDUA ET UETERII, 87 47

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