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EMMANUEL MÓUN'IER ANTE EL PENSAMIENTO CRISTIANO 57 constituida por un orden, cuyo primer preámbulo es la justicia. Esta, en. cuanto actividad viviente, es una virtud arbitral que impone un orden de compensación entre fuerzas contrarias. Recuerda Mounier los diversos esfuerzos para dotar a la justicia de un poder ordenador. Y place constatar que en este momento empalma su doctrina con la escuela española, creadora del Derecho Internacional, la cual, con Francisco Vi– toria, vio necesario sustituir la organización feudal del poder del Emperador por la auctoritas orbis de la comunidad de pueblos. Con palabras elogiosas para el dominico español escribe: «Il pose ainsi la premiere assise méta¡,hysique d'une organisation juridique internationale» 63 • En línea con Francisco Vitoria, M.ounier propone a continuación un conjunto de principios para resolver los conflictos internacionales. Siempre con la mente puesta en este primer basamento de la paz: el triunfo del ord'en de la justicia. Todavía da un paso más Mounier en un tercer momento. Como punto de partida de esta su nueva reflexión toma estas palabras de Pío XI: «La paz ver– dadera y aut:éntica se manifiesta más por la caridad que por la justicia; esta última en efecto descarta cuanto se opone a la paz, como perjuicios y desafueros, mientras que la paz es propia y especialmente un acto de carid'ttd». A estas palabras del Papa añade el siguiente comentario: Vemos converger todos los presupuestos de la paz hacia esta salida: la fortaleza cristiana se trans– figura en tensión de generosidad; la justicia cristiana introduce en el derecho no sé qué movimiento que impele siempre a ir más lejos. La paz Uega a un mo– mento en que parece cada vez menos un estado o situación y si.empre más un reino personal. Dos fórmulas resumen esta paz: la paz es sustancialmente Cristo, la paz es Amor. Preciso nos es ahora, concluye Mounier, extraer toda la sustancia viviente que contienen estas fórmulas 1J 4 • Intentar exponer por nuestra parte esta nueva panorámica de Mounier sería dar principio a un nuevo estudio. Quede ello como programa. Baste ahora dejar constancia que la visión de Mounier de la paz dentro de la caridad cristiana ,es la mejor prueba de c6mo el pensamiento de Mounier, tan vivo y tan actual, se mueve íntegr,amente dentro del gran pensamiento cristiano. Utiliza a éste con plena libertad. Pero al mismo tiempo con notable rigor en orden a cimentar sus más íntimas convicciones. * * * Iniciamos nuestra investigación sobr,e Mounier con cierto temor de que, pese a las citas frecuentes que hace de los grandes pensadores cristianos, se ha– llara su espíritu tan inmerso ,en la problemática ideológica de hoy que razonara casi exclusivamente desde ella. La lectura atenta y reposada de su obra nos ha hecho ver que si las preocupaciones de Mounier ·son las de .su hora, por sentirse 63 O. cit., p. 810. 64 o. cit., p. 813.
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