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EMMANUEL MOUNIER ANTE EL PENSAMIENTO CRISTIANO 47 De nuevo la mística remata el nuevo edificio, personalista y comunitario, que quiere construir Mounier. P,ero no podemos olvidar que esta mística está moti~ vada en clarividencias intelectuales. En esta marcha hacia la claridad Mounier ha buscado luz en la metafísica clásica del pensamiento cristiano. Y si no ha hallado a ,este pensamiento en un mediodía de luz, ha realizado un esfuerzo para que sus claridades vayan en credente y puedan disipar el error individualista y totalitario. Para Mounier estos dos errores han sido dos noches que han entene– brecido nuestra actual civilización. Esto ha tenido su efecto más pernicioso en el tema tan decisivo de la persona y comunidad. 4. lNCARNACIONISMO Y «ENGAGEMENT» En carta, 2 de junio de 1932, escri:bía Mounier que no es de nuestros dfas el que la filosofía haya descubierto la supremacía de lo espiritual. Y añade esta bre– ve glosa, tan para ser •ponderada en la línea de su síntesis mental: «J'entends une supvématie incarnéte qui porte toutes ·ses conséquences» 30 • Dos afirmaciones enderran estas palabras. Primera; la filosofía tiene por misión fundamental descubrir la supremacía de lo espiritual sobre toda clase de valor,es. Segunda; en la vida del hombre esta espiritualidad debe hallarse anclada en. la situación concr,eta y existencial que hay que vivir en cada circunstancia his– tórica. En ,estas dos afirmaciones Mounier ha cimentado la metafísica de la acción. «Somos vivientes, escribe en otro pasaje. No cosas ni puros espíritus. La vida se inquieta al ser excluida de esta alianza. Si ésta se deshace, el pensamiento de– lira a sus anchas y se quema sus alas en las regiones rarificadas del angelísmo. Pero si frecuenta en demasía la materia y la matemática, inherente a la misma, puede perder algunos sentidos delicados que la vida le ha transmitido para afinar– los» 31 • Este texto hace una crítica iluminada a gran parte de las direcciones del pen– samiento moderno. Todo el racionalismo cartesiano pecó de angelismo 32 • His– tóriamente, la r•espuesta a las altanerías de la razón la dio el crudo materialismo de la ilustración, al que han seguido otros no menos procaces en los dos siglos siguientes. , Mounier, acérrimo enemigo de toda clase de angelismos, no puede tampoco compartir las diversas filosofías materialistas. La entraña de su pensamiento hs repele. Por otra parte, le parece imposible que puedan iluminarnos en los pro– blemas de hoy. Una. vez más Mounier •empalma con el pensamiento cristiano en este nuevo problema. Para aclararlo, enuncia esta fórmula que debemos r•ecoger: «Si l'In- 30 Oeuvres... vol. IV, p. 481. 31 Le petit peur... Oeuvres... vol. III, p. 377. ª 2 Es la acusación aceptada de J. MARITAIN: Tres reformadores, trad. esp., E.P.E.S.A., Madrid 1948.