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1936 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA ta a quienes en su tiempo -no pocos canonistas y civilistas- se oponían a que un teólogo moralista abordara temas de gobierno y de política. Vitoria se siente obli– gado a poner ante sí el tema de los indios, pues no era nada claro. Si unos creí– an que todo se realizaba según justicia; otros hablaban de despojos, matanzas, usurpación de poderes, etc. Todo lo cual daba sobrada razón para dudar de que el asunto de Indias fuera según razón 72 • Esta reflexión obvia muestra que el clima que se respira aquí es contrario al de Maquiavelo. Para éste, la clave del obrar político estaba en lograr el éxito, fue– ra por el camino que fuera. Para Vitoria, lo primario es señalar el orden moral inflexible al que todos están obligados: los fuertes como los débiles; los con– quistadores como los conquistados. Cuatro reclamos señala Vitoria a la acción política: la indigencia, la amistad, la inocencia y la tutoría. Aclaremos la proyección política de cada uno de ellos. La indigencia, por lo que afecta al hombre, la describe Vitoria con vivos colo– res. Deja a trasmano su razonar «scholastico more», según frase suya, para des– cribirla en estos términos. Después de constatar que la «madre naturaleza» dotó de lo necesario a los animales, escribe: «Sólo al hombre, excepto en la razón y en las fuerzas espirituales, dejó frágil, débil, pobre, enfermo, destituido de todos los auxilios, indigente, desnudo e implume, como arrojado de un naufragio ... Para subvenir, pues, a estas necesidades fue necesario que los hombres no anduviesen vagos, errantes y asustados, a manera de fieras, en las selvas, sino que viviesen en sociedad y se ayudasen mutuamente» 73 • No sin exageración juzga Vitoria que la autoridad es el máximo aglutinante de la sociedad. De lo cual deduce que su incumbencia primaria consiste en subvenir a las ingentes necesidades humanas. Al margen de pactos, de los que tanto se hablará en la teoría política de los siglos siguientes, y frente a Maquiavelo, a quien tan sólo preocupa cómo hacer que el Príncipe pueda conservar y aumentar su poderío, Vitoria contempla de modo más humano a la naturaleza humana, sumamente indigente, pero con inmensas po– sibilidades por su razón y por las fuerzas de su espíritu. Proveer a las múltiples indigencias humanas y contribuir al desarrollo de las posibilidades latentes en el hombre es la gran misión de la acción política para Vitoria. La amistad, en cuanto plenitud de intercomunicación humana, interesa so– bremanera a Vitoria. Es el momento de su máxima oposición al camino falso que tomó la política moderna siguiendo los modelos propuestos por Maquiavelo, el león o la vulpeja, o el otro igualmente inhumano de Th. Hobbes, cuando sen– tencia que el hombre es un lobo. Con letras de oro debiera escribirse el camino mejor propuesto por Vitoria, quien ve en la amistad una plenitud de comunicación humana. Esta plenitud pi– de, de cerca, la realización de la justicia que culmina en la caridad. Y en el pla– no de las relaciones de los pueblos exige que los bienes comunes estén al servi– cio de todos: mares, ríos, puertos, riquezas naturales, etc. Llega a recordar en este momento el vínculo de la sangre, al formar todos una sola familia. De aquí su repulsa al negro pesimismo social, al pronunciarse contra Th. Hobbes siglo y 72 De indis recenter inventis. Relectio prior. Obras de Francisco de Vitoria, edición por T. URDANOZ. B.A.C., Madrid, 1960, pp. 648-650. (En este estudio utilizamos siempre esta autorizada edición). 73 De potestate civili, n. 3 y 4, pp. 154-156.

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