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EL HOMBRE, IMAGEN DE Dros: DE METÁFORA TEOLÓGICA A RESPALDO... 1929 sada y vivida en los mismos días en que ya recibía las enconadas impugnacio– nes doctrinales de G. de Ockham y Marsilio de Padua. Son los días de la lucha entre Juan XXII y el emperador Luis de Baviera. ÁLVARO Pelagio, al que en su tiempo se le declaraba «hispanus», puso todo su modesto saber al servicio de la teocracia papal. En cinco puntos resumimos su doctrina. Esta precisión mate– mática hará patente su pensamiento, reflejo del agustinismo político de la épo– ca, al mismo tiempo que facilitará la comprensión de F. de Vitoria en su impug– nación de la teocracia papal 47 • 1.º Cristo, Rey temporal Lo afirma categóricamente A. Pelagio en estos términos: «Christus etiam in– quantum horno rex fuit» 48 • Después de alegar los conocidos textos de los profe– tas y del Nuevo Testamento, lo declara evidente para un cristiano. Cómo entiende A. Pelagio esta realeza lo señala en este otro texto, al afirmar que Cristo es «do– minus mundi in temporalibus et spiritualibus» 49 • Es de notar que si anticipa aquí lo temporal a lo espiritual, no es porque este franciscano diera preferencia a los bienes terrenos sobre los espirituales, sino porque en la lucha candente entre el Papado y el Imperio la fricción se hacía sentir de modo primario en la supuesta potestad del Papa sobre lo temporal, derivada de la potestad universal de Cristo. Con esto damos a entender que en la magna controversia PapaJEmperador, el punto de partida, y también de referencia, era la afirmación de que Cristo en la tierra había sido no sólo Rey espiritual, sino también temporal. ÁLVARO Pelagio tenía esta afirmación por indiscutible, como la tenían muchos doctos de su tiempo. Pero, aun aceptada sin las matizaciones que recibe en siglos poste– riores, no debió hacer de ella el fundamento de la teocracia papal. 2. 0 El Papa, único Vicario de Cristo Contra la tesis de Dante, que en los días ÁLVARO Pelagio defendía, la exis– tencia de un doble poder supremo, el Papa y el Emperador, el franciscano sos– tenía que Cristo sólo ha tenido un sólo Vicario de su poder supremo. De donde infiere que, si el Papa ciertamente lo es, no puede afirmarse que sea supremo el poder del Emperador. Añade, como motivación última de su razonar, este aser– to que condiciona su visión de la teocracia: «el reino universal, formado por to– do el mundo, no puede regirse sin el Vicario de Dios» 50 • Obviamente, para A. Pelagio el Vicario de Dios no es otro que el Papa. La teoría más exaltada de la teocracia papal halla aquí el máximo apoyo transcendente. 3. 0 Poder universal del Papa La afirmación del poder universal del Papa es legítima consecuencia de re– conocer al Papa como Vicario de Cristo, en cuanto Rey temporal y espiritual. Por 47 Utilizamos en este estudio la edición autorizada, aunque todavía incompleta del Instituto Nacional de Investiga9ao Científica, Lisboa, 1988-1990, en dos volúmenes: ÁLVARO PAIS: Estado e Pranto da Igreja (Status et Planctus Ecclesiae). Prefacio de Francisco da Gama Caeiro. Introdu~ao de Joao Morais Barbosa. Establecimiento do texto e tradu~ao de Miguel Pinto de Meneses. Se nos da una amplia bibliografía en vol. I, pp. 59-60. 48 De planctu Ecclesiae, op. cit., art. 13, vol. I, p. 360. 49 Op. cit., a.37, vol. I, p. 458. so Op. cit., a.13, p. 360.
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