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104 ENRIQUE RIVERA tra Cristo y su Madre. Llega Francisco al lugar. Ante el informe de los hermanos, no niega el Santo la protervia del leproso, pero piensa que hay en él una semilla de bondad que hay que hacer fecunda. Se acerca a él, le cuida, le lava, le besa... Y el enfermo va recobrando la salud del cuerpo y... la del alma 58 • He aquí un hecho, carne de santidad, que nos hace ver cómo en el mayor pecador anida la posibili– dad de un santo. Para lograr esto, hay que tratarlo antes como a her– mano. Nos parece que es ésta una escondida perla de la fraternidad franciscana, no siempre puesta en relieve, pero siempre digna de serlo. H. Felder termina su reflexión sobre este tema con la anécdota de los ladrones, otro relato incomparable de Las Florecillas. Si fueron des– pedidos con dureza por el superior de la casa, son llevados al buen camino, ofreciéndoles por el monte el sustento que pidieron y les fue negado 59 • También para Francisco los ladrones son hermanos. Como los leprosos y los pobres. Como el festivo Fray Junípero, como el con– templativo Bernardo, como la ovejuela de Dios Fray León. Terminábamos el análisis de la vivencia anterior anotando lo fácil que es, aunque infundado, interpretar el naturalismo franciscano como panteismo. Ahora tenemos que denunciar algo semejante con la frater– nidad franciscana. Todos alaban el hondo sentido de la misma. Pero no todos la interpretan rectamente. Y esto no sólo por cuantos tienden a confundirla con un vago sentimentalismo filantrópico, sino también por cuantos tienden a verla -y son muchos- desde una vertiente pre– dominantemente humana. Pensamos, sin embargo, que, si sólamente se interpreta de modo recto el amor de San Francisco a la naturaleza cuando se advierte que la contempla en Dios y desde Dios, hay que decir esto -y muy a fortiori-, de la fraternidad franciscana. Visto el hombre en Dios y desde Dios es cuando se le contempla en toda su grandeza. También, al alejarse del mismo, en todas su insondable miseria. Así, al menos, fue la vivencia que San Francisco tuvo de la fraternidad humana. Séptima vivencia: PAZ Y ALEGRÍA, ANTICIPO DEL CIELO Una vez más la obra de H. Felder, Los ideales de San Francisco nos ambientan en este tema con un conjunto de relatos que nos hacen respirar las auras de los primeros años de la vida franciscana, saturada 58. Florecillas de San Francisco... cap. XXV. En San Francisco... p. 845-47... 59. H. FELDER, Los ideales... o.cit., t. II, p. 46-47.

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