BCCCAP00000000000000000000967

VIVENCIAS PRIMARIAS DEL ALMA DE SAN FRANCISCO 101 se aúnan en Dios de quien reciben el ser, efecto de su Bondad. Y ter– minamos el comentario a esta vivencia con la evocación del Himno de las Creaturas en el que da el calificativo de «hermanos» a las cosas, hechuras todas del Padre Celestial. Concluimos diciendo que San Fran– cisco no tiene nada de panteísta. Le repugna la mezcolanza que éste hace de todas las cosas, aunque las llame divinas. San Francisco vio el cosmos a otra luz en la que trasparecía la Transcendencia de Dios respecto de las cosas y la dependencia de ésta respecto del mismo .. Ahora nos place aplicar esta visión ontológica de los seres al hom– bre situado por San Francisco en la cúspide de la creación visible. Bien lo declara esta amonestación del Santo: «Repara, ¡oh hombre! en cuán grande excelencia te ha cons– tituido el Señor Dios, pues te creó y formó a imagen de su querido Hijo según el cuerpo y a su semejanza según el espíritu. Y todas las creaturas que están bajo el cielo sir– ven, conocen y obedecen, a su modo, a su Creador mejor que tú. Y aun los mismos demonios no fueron los que le crucificaron, sino fuiste tú el con ellos le crucificaste, y to– davía le crucificas al deleitarte en vicios y pecados» 50 • Hemos acotado íntegramente este pasaje porque en él puede leerse toda la grandeza y toda la miseria del hombre. Y esto, no a lo Pascal con alusión a lo lábil del ser del hombre en medio de la grandeza cós– mica, sino desde otra perspectiva superior: desde el destino que Dios ha dado al hombre. Detengámonos a exponer brevemente esta grandeza y esta miseria. Son ellas las raíces profundas y jugosas de la auténtica fraternidad humana. Ante la fraternidad cósmica que el Santo vive al contemplar la crea– ción entera bajo la mirada paternal de Dios, al aplicarla al hombre, adquiere ésta una nueva modalidad esencial que la trueca en fraterni– dad humana. Hoy el sentimiento de fraternidad está en alza. Ali men are brothers, es el título de la obra del Mahatma Gandhi que ha dado la vuelta al mundo. Bello tema para un programa humano. Pero al que tenemos que dar una sólida fundamentación doctrinal. Esta nos parece· plenamente lograda en el texto de San Francisco que terminamos de aducir. A éste y a parecidos textos tenemos que asirnos para que este sentido de fraternidad, tan cultivado por toda alma auténticamente franciscana, no se deslice hacia un mero sentimentalismo filantrópico. Como sedante espiritual en un mundo de agresión se leen las pági– nas de los estudiosos sobre la fraternidad franciscana. H. Felder anota cómo bajo el influjo de San Francisco el vocablo «frater-hermano» tiende 50. Opuscula Sancti Patris Francisci... (edit. C. Esser). Admónitiones.Cap. V, p. 65-66). Trad. Españ. en San Francisco... p. 79.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz