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294 BERNARDINO DE ARMELLADA Podría en algún sentido considerarse como ambigüedad el empleo in– discriminado del nombre "Cristo" en atribuciones que teológicamente co– rresponden sólo al Verbo en su intimidad eterna trinitaria. Dejando de lado la "comunicación de idiomas", por lo demás aquí no aplicable, me da la im– presión de que en algunas reflexiones de este trabajo se deja percibir una es– pecie de dialéctica simultánea de creación y reparación que llevaría efectiva– mente a ese cristo-trini-centrismo (311), preconizado por Z. y muy parecido a la idea cristocéntrica del Beato Escoto. San Buenaventura, sin embargo, se mueve expresamente dentro de un marco postlapsario. Tal vez se podría ha– blar de un verbocentrismo bonaventuriano. A lo largo de la exposición no faltan detalles que pueden llevar a una idea equivocada del pensamiento del Doctor Seráfico. Se dice, por ejemplo, del alma que está formada "de una materia espiritual" (209), como si se trata– se de un material (espiritual) previo y no de un principio metafísico receptivo e individuante de la forma espiritual33. En otro aspecto, carece de exactitud decir que Bougerol no considera como obra teológica las Collationes in He– xaemeron (11). Si no las cataloga entre las que llama "obras teológicas" siste– máticas, es porque constituyen un género literario nuevo en relación con las otras obras teológicas y con los mismos sermones34. Sin dar mayor importancia, señalo la frase siguiente, en que habrá fallado algún término de su redacción: "Al ser el Hijo imagen perfecta del Padre, se identifica con él y constituyen una unidad perfecta, pero no se identifican (sic) con el Padre sino que es su Verbo" (76). Y no siempre me parece justo, castellanamente al menos, el empleo de algunas preposiciones. Pero no puedo menos de volver sobre las últimas frases del libro, que son como el augurio de un horizonte azul y luminoso para los teólogos y pa– ra el mundo en la línea de san Buenaventura, augurio que yo no dudo en El propter hoc prima oblatio non iteratur, sed secunda iteratur" (Ibid., d. 45, a. 2, q. 3, ad. 4; IV 947b). 33 La composición de materia y forma en los espíritus creados loexplica bien el mismo Z . en páginas anteriores al hablar de los ángeles (p. 46, n. 108). 34 J.-G. Bougerol, Introduzjone a S. Bonaventura (ed. it.), Vicenza 1988, 224. La edición de Citta Nuova Editrice, dirigida precisamente por el P. Bougerol hasta el momento de su muerte (3/ 8/97), publicó dichas "Colaciones" (latín-italiano) en 1994 bajo la denomina– ción de "Sermoni teologici".
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