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SAN BUENAVENTURA - ALTERNATIVA TEOLÓGICA 291 que la revelación nos descubre y que no puede menos de reflejarse en la creación marcando su ritmo a todos los niveles, hace posible una "ontología trinitaria" que san Buenaventura, en analogía descendente desde la Trinidad, aplica sin titubeos en su reflexión teológica sobre todas las realidades y pro– cesos humanos. Paso ahora a mis observaciones sobre algunos puntos de la obra de Rossano Zas. Según indiqué al principio, espero con ellas ayudar a restañar algunas fisuras que existen a mi parecer. No creo, sin embargo, que dañen la olidez del discurso. En primer lugar uno se podría preguntar si no estamos ante un fideís– o, que niega a la razón natural cualquier presupuesto metafísico en orden al conocimiento objetivo de la realidad. Z. soslaya práccicamente el problema ·ciendo que "la fe remedia la carencia de la filosofía revelando la causa ejemplar" (144) y dirá más adelante que "no hay planos entre filosofía y teo– logía, entre un plano natural y sobrenatural, porque la cointuición simbólica pone la fe, se está siempre en el plano unificado y unificador de la acción 'fica de Dios" (252). El tema de la filosofía de san Buenaventura se ha prestado a valoracio– nes diversas. La máxima a que Z. alude al principio, de "comenzar por la eza de la fe y continuar por la serenidad de la razón, para llegar a la sua– .idad de la contemplación" (16), es un momento del pensar estricamtente eológico, que no excluye la actuación meramente natural, al menos lógica- ente previa, de la inteligencia humana. Así lo afirma claramente el Doctor eráfico en otras obras fundamentales, v. gr. en la Colaciones sobre el Hexaéme– n, donde la primera irradiación de la verdad eterna da origen a la "filosofía tural" 28 , a la que sigue la fe, que da a la inteligencia estabilidad y hermosura "al llenarla de luz multiforme" 29 • En la totalidad de la obra de san Buena– entura no es difícil ver incluso una cointuición natural, perfeccionada a su ez "sobrenaturalmente" por la cointuición que es fruto de la fe y de la gra– . . Así, por ejemplo, las Cuestiones sobre la ciencia de Cristo establecen una rela– ·ón entre las diversas maneras de percibir las razones eternas por parte del científico (filósofo) y del sabio (teólogo): el filósofo conecta con ellas como ::22ones motivas sin fijarse en las mismas, mientras que el sabio las percibe 28 Cf. Hex., cols. 4-7; V, 348-368. 29 Cf. Ibid., col. 8, n. 2; V, 369ab.
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