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288 BERNARDINO DE ARMELLADA (especulación del Dios trinitario). Es la percepción, en la fe, de la Trinidad mediatizada desde las cosas creadas y reparadas gracias a la obra de Cristo, principio Ejemplar y Reparador, manifestada en la Escritura, el ministerio angélico y los sacramentos" (252s). El último apartado de este tercer capítulo referido a "la estética bona– venturiana como sensibilidad trascendental" tiene momentos de verdadera inspiración poética, por lo demás muy acorde con el tema. He aquí los títulos de los sub-apartados: Cristo, forma y belleza 1!Jemplar; la belleza de las cosas creadas; definición de belleza; la luz de la belleza; la cointuición de la luz en la belleza de los sím– bolos; y, finalmente, la sensibilidad trascendental. La belleza, dice el A., "es un concepto y una realidad particularmente apta para expresar la cointuición de Dios desde los símbolos", que hace "posible hablar de una sensibilidad trascen– dental' (259). El símbolo...mediatiza a Dios como luz y gozo de la belleza sensible...; la belleza alcanza a todos los sentidos y la luz está presente en to– do lo que existe...; la belleza no es otra cosa que la idea ejemplar (de un ser), la cual participa de la suma belleza de Cristo, la Forma bella por excelencia" (179s). La conclusión del capítulo tercero muestra "la centralidad de la figura de Cristo, por tres motivos: porque esa centralidad responde a la manera de pensar de san Buenaventura; porque ella se da también en el movimiento simbólico: Cristo, (símbolo de Dios y sacramentum incarnationis), es su eje y la norma que lo articula; y porque teniendo claro el centro, todo el resto queda en la periferia, referido a él" (283). Y, en consecuencia, puede afirmarse que "el movimiento simbólico-anagógico-ejemplar del símbolo... facilita el diálo– go con las ciencias no-teológicas que estudian igualmente la dimensión sim– bólica de las cosas. Así, el símbolo une no sólo lo visible y lo inteligente, lo corporal y lo espiritual, sino también la ciencia profana y la sacra (288). Recordando algunos personajes emblemáticos de la inquietud religiosa del mundo modemo 22 , Z. expresa la motivación de su empeño en llevar adelante esta investigación. Lo ha hecho desde la fe cristiana y en la convic- 22 Cita a P. Ricoeur, que busca una salida a la situación asimbólica del hombre de nuestros días para que vea en las cosas no sólo el objeto de la ciencia por analizar, la téc– nica por transformar o de la ideología para manipular, sino aquello que habla de otro mun– do; a Octavio Paz, que se esfuerza en su obra literaria por llamar la atención de un mundo escondido que se nos hace presente mediante "la otra vez"; a Saint-Exupéry, que está convencido de que "lo esencial es invisible a los ojos" (301).

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