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286 BERNARDINO DE ARMELLADA partida: por la belleza Dios atrae a sí lo que ha comunicado bondadosamen– te, preservando la libertad de lo que ha hecho. Un tercer concepto, el de la luz, lo reúne todo, pues la teología de Dionisia es una teología de la luz 19 (115). Una mirada retrospectiva con categorías de von Balthasar ofrece suges– tivamente la paradoja de Dionisia: La manifestación real del no-visible, co– mo aparición, es procesión; pero en su invisibilidad es retorno, pues al no ser visible se revela como escondido, lo que mueve a buscarlo, manifestando vi– siblemente su invisibilidad. Desde lo visible se le descubre escondido y se accede así, paradójicamente, a su verdadero ser: conociendo su incognocibi– lidad se le conoce como es 20 (116). La teoría del signo de san Agustín y la del símbolo de Dionisia, con su elemento común de movimiento anagógico, será elaborado por Buenaventura mediante su teoría de las "apropiaciones divinas", que la "cointuición" inte– lectual aprecia obscuramente en las criaturas por el hecho de que reúnen las propiedades trascendentales de "unidad, verdad y bondad". San Buenaventu– ra "agrupa bajo la categoría de signo los vestigios de la creación, los signos de la Escritura, las apariciones de los ángeles y los sacramentos 21 • Esto signi– fica un aporte original del Santo Franciscano, pues ni en san Agustín ni en Dionisia encontramos tal idea" (121). Igualmente considera novedad fun– damental en san Buenaventura la "trinización" de la realidad (125) . San Agustín, con su disyunción entre el signo (sacramentum) y la reali– dad significada (res), denotaría una preocupación lingüística predominante– mente espiritualista que se contrapone a la densidad ontológica del símbolo dionisiano. ''Buenaventura supera la diferencia de los dos maestros integrán– dolos" (128). Según él, la elevación hasta la contemplación de los misterios de Dios se verifica a través de dos grados sucesivos: el conocimiento espe– culativo, que ve a Dios como causa eficiente y ejemplar de las criaturas en cuanto vestigios del Creador; y la contemplación sapiencial, percepción afee- 19 Zas remite a O. Semmelroth, Gottes überwesentliche Einheit, en Scholastik 25 (1950) 234. 2 ° Cf. H. Urs von Balthasar, Herrlichkeit. Bine theologische Aesthetik, II, Einsiedeln 1962, 168. 21 Cf. Itinerarium, 2, 12; V, 302b-303a.

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