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UN MODELO DE ECONOMÍA SOSTENIBLE 123 manera general, sirvieron de respaldo a las tropas del rey rechazando toda invasión y, al mismo tiempo, facilitando los suministros necesarios, tanto de caballos como de alimentos. Por otra parte, de 1810 a 1815, Guayana se convirtió en refugio frente a los insurgentes. Los mismos misioneros de los Llanos tendrán que recurrir a la hospi- talidad de sus hermanos catalanes. Por otra parte, los misioneros sintieron de manera todavía más vívida la opo- sición a su trabajo por parte del obispo de Guayana, quien enviará a las Cortes de Cádiz un comisionado para que expusiese lo que él consideraba sus intereses. La res- puesta fue que aquellos pueblos que llevaran ya diez años desde su fundación, debían ser entregados al obispo, al tiempo que los misioneros debían dejar de administrar y gobernar las haciendas de los indios 114 . Ciertamente no era el momento más oportu- no para entrar en nuevos y delicados pleitos, pues el ambiente de división ahondaba todavía más la ruptura. Por suerte, el Consejo de Indias hará valer los derechos de los capuchinos catalanes, considerando que las Cortes ya no tenían vigor (13 octubre 1815). La realidad era que, unos meses antes, el prefecto de la misión había solicita- do más personal, lo que el Consejo concede con el pase de catorce religiosos —doce sacerdotes y dos hermanos—. Estos saldrán de Barcelona, el 31 de marzo de 1816, siendo la última expedición que llega a la misión. En los primeros meses de 1817 los insurgentes logran tomar la provincia de Guayana. El general Manuel Carlos Piar consigue apoderarse de la villa de Upata el 6 de febrero de 1817 e, inmediatamente, hará lo mismo con los pueblos de misión. La situación de los misioneros, en este momento, se vuelve seriamente delicada. Siete de ellos logran huir hacia otros territorios. El resto, por el contrario, fueron dete- nidos, encarcelados, expuestos a hambruna, privaciones, insultos y a innumerables enfermedades, por lo que irán pereciendo. De catorce, solo tres morirán de muerte natural. Situación más terrible es la que vive el grueso más numeroso de misioneros, compuesto por veinte religiosos que, el 7 de mayo de 1817, serán asesinados en el pueblo de San Ramón de Caruachi. Los datos los conocemos por otro hermano de hábito que logró salvar su vida 115 . El historiador Duarte Level narra con brevedad, pero también con profunda unción, los últimos momentos de este grupo de misioneros: 114 El decreto de las Cortes de Cádiz está fechado el 13 de septiembre de 1813, siendo envia- do luego a los obispos implicados. 115 Según indica Buenaventura de Carrocera, la información la facilita fray Serafín de Arenys al Comisario de misiones (isla de Martinica, 26 noviembre 1817), donde había logrado pasar con pasaporte de Bolívar y del almirante Brión.

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