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UN MODELO DE ECONOMÍA SOSTENIBLE 121 del algodón, la producción de quesos, así como la elaboración de huesos y cuernos, alpargatas, zapatos, cordeles, hilado y tejido de lana de oveja 106 . A este respecto, parece conveniente tener presente la reflexión que hacía Roma- no, poniendo de relieve cómo la comunitario desempeñó un papel fundamental de cara al desarrollo de diversos oficios en la vida de una comunidad indígena 107 . Pero, a diferencia de lo que había ocurrido en otros lugares, en el Caroní los indígenas experimentaron que el esfuerzo y trabajo que desempeñaban ayudó notablemente a mejorar sus vidas. Es cierto que siguen estando presentes las acusaciones que conside- ran a los naturales como perezosos, pues no querían trabajar para un mundo exterior que, de facto, los oprimía. Pero, en este sentido, no hay duda que la misión dejó de ser una estructura de subsistencia, para convertirse progresivamente en una sosteni- ble, pues que claramente permitió una vida mejor para sus componentes, participan- do de beneficios —como el de la carne— que eran prácticamente desconocidos en ese momento para grandes sectores de la sociedad, no solo en Hispanoamérica. Era obvio que, a ello ayudaba también, la clara distinción entre lo que pertenecía a los misioneros y a los miembros de cada pueblo, con prohibición expresa de uso alguno: Está prohibido rigurosamente que ninguno de los misioneros venda ni compre a los españoles ni a los indios cosa alguna; los frutos de las labranzas del común los vende el síndico y el producto se pone a la caja de los indios y sirve para comprar lo necesario para los indios de aquella misión, a quienes pertenece 108 . Un dato interesante, que confirma lo que se puede referir a partir de los memo- riales de los misioneros, es la presencia de hornos de alfarería, así como de variadas actividades artesanales y de minería, especialmente aquellas vinculadas a la transfor- mación metalúrgica del mineral de hierro a través del sistema conocido como forja catalana, que será introducido en aquellas tierras hacia 1740. En gran medida estos oficios estaban destinados a la producción de materiales de construcción, con los que se iba ayudando al progreso de los diversos pueblos de misión 109 . 106 Mario Sanoja − Iraida Vargas, Las edades de Guayana. Arqueología de una quimera: Santo Tomé y las misiones capuchinas catalanas 1595-1817 , Caracas 2005, 237. 107 Cf. R. Romano, Mecanismo y elementos del sistema económico colonial americano …, 222. 108 Método que observan los PP. Capuchinos catalanes para el gobierno , 311. 109 Ibidem , 253. A este respecto, fray Félix de Tárrega, que había tenido encomendado el pueblo de Caroní refería al respecto: “hice todo el pueblo nuevo, cubriendo las casas de teja, de donde se ha seguido que al presente enmuchos de los pueblos ya están fabricando tejas y cubriendo sus casas con ellas, cuando antes se cubrían solo con palma o paja y todos los años se experimenta- ban incendios en los pueblos”. Carta de fray Félix de Tárrega al Comisario y Provincial de Cataluña (Guayana, 26 enero 1793) . ACA, Fondos monacales. Universidad , 56, t. 1º, ff. 152-153. Tomado de: Buenaventura de Carrocera, Misión de los Capuchinos en Guayana , t. III, 112, doc. 275.

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