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UN MODELO DE ECONOMÍA SOSTENIBLE 117 De esta manera, el ganado vacuno y caballar será la principal fuente de riqueza de la misión, que se encontraba fundamentalmente en el hato de la Divina Pastora, situado en las riberas del río Yuruari, tierra adentro. En el año 1772 el volumen apro- ximado es ya de 94.710 cabezas de ganado vacuno y 2.800 de equino, además de 93 mulas y 21 burros. El resto de los hatos —el de Topoyuén, Puepta y Ayma— ofrecía una cantidad mucho más sobria: 663 reses, 52 caballos y 4 mulas, pero que ayudaba a la buena gestión de los recursos. Los datos resultan bastante objetivos, pues quien manda contar el ganado es el gobernador, D. Manuel Centurión, quien interferirá con frecuencia en la acción mi- sionera, sometiendo a los misioneros a atropellos e insultos, en un intento por lograr el traspaso de los pueblos de misión a curatos. Su actitud evidencia los intereses en- contrados que cada uno representaba, donde lo económico era también un elemento de decisión. Así, en 1774, logrará de la Audiencia de Santa Fe que los misioneros fuesen obligados a pagar el diezmo por los hatos y haciendas que poseían en la mi- sión. Los religiosos apelarán al rey, quien sancionará a favor de estos, mediante una cédula real (10 noviembre 1774), que anulaba todo lo logrado por el gobernador. Unos años más tarde, Humboldt describe la realidad que ha conocido: “Las misiones de los capuchinos catalanes poseían en 1804, por lo menos, unas 60.000 cabezas de ganado pastando en las sabanas; éstas se extienden desde la orilla oriental del Caroní y el Paragua hasta las orillas del Imataca, del Curumu y del Cuyuní” 93 . Con todo, no se puede perder de vista que no se trataba solo de crear una estruc- tura económica sostenible, sino que el proyecto albergaba también una concepción antropológica, en la que tenían conciencia de que la ganadería podía ser un medio adecuado si se daba la especialización oportuna en el misionero y los indígenas. Ugal- de lo llega a comparar con el modelo de los gremios medievales, “para estos aprendi- ces de pastores escogen como patrona la Divina Pastora, nombre del poblado que ha perdurado hasta hoy” 94 . Es importante hacer notar cómo el hato de la Divina Pastora, así como su exi- toso desarrollo, generó sus dificultades en la propia vida capuchina. Serán varios los misioneros que tendrán verdaderos problemas de conciencia, ante la fuerza econó- mica que representaban aquellos hatos, pues consideraban que, de facto , los ubicaba en una situación de privilegio, que nada tenía que ver con la vocación y observancia capuchina. El hato así, lejos de ser un medio privilegiado para el sustento de misione- ros e indios, se convertía en un elemento de fuerte confrontación con las exigencias del propio ideal de vida capuchina. Así lo expresaba fray Joaquín M. de Martorell: 93 A. von Humboldt, Viaje a las regiones del Nuevo Continente , t. IV, 523. 94 L. Ugalde, Mentalidad económica , 63.

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