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MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ 104 rentabilidad del hato de la Divina Pastora, la situación de los religiosos no resultase fácil para hacer frente a todas las necesidades. Se intuye que, este conflicto, con todo lo que había ido generando de envidias y luchas de intereses, llevase a los misioneros a ofrecer a la hacienda real la entrega de 10.000 a 12.000 cabezas de ganado vacuno, justificando además que su atención resultaba especialmente trabajosa, además de te- ner suficiente con el resto para la atención de todas las necesidades de la misión. Por diversos motivos y no siendo capaces de llegar a un acuerdo, el intendente general de Caracas renuncia al traspaso. De los hechos acaecidos, tenemos también la versión ofrecida por el mismo Humboldt: Concentrados en un pequeño espacio de terreno, estos frailes poseen el sentido de su importancia política; han resistido de tiempo en tiempo a la autoridad civil y a la del obispo. Los gobernadores que residen en Angostura, han luchado contra ellos con un éxito muy desigual… En 1768, don Manuel Centurión hizo quitar a los misioneros más de 20.000 cabezas de ganado para distribuirlas entre los habitantes más indigentes. Esta liberalidad ejercida de una manera bastante ilegal tuvo las más graves consecuencias. El gobernador fue destituido por las quejas de los frailes catalanes, aunque él había exten- dido considerablemente el territorio de las misiones hacia el Sur… Desde esta época, hasta los disturbios políticos que ocupan actualmente las colonias españolas, la admi- nistración civil ha evitado cuidadosamente mezclarse en los asuntos de los capuchinos 47 . Con todo, para este momento no hay duda que la misión tenía ya una forma externa bastante sólida, tal y como describe el prefecto, fray Benito de La Garriga, después de haber hecho la visita a la misma: Habiendo seguido y visto todos los pueblos de nuestro cargo, he hallado que están los in- dios bien abastecidos de comida y abundantes de labranzas o sementeras de yuca y demás frutos como plátanos, maíz, etc., que es la prima circunstancia necesaria para mantenerse en sus pueblos, que están bien formados con sus calles y limpios, las iglesias buenas, gran- des y aseadas con sus sacristías y suficientes ornamentos de misa; la enseñanza o doctrina de los indios está puntual, porque todos los indios, grandes y chicos, así que aclare el día, acuden a la iglesia, al toque de campana, en que primero cantan el rezado a coros, repitien- do el segundo lo mismo que canta el primero, empezando por el Padrenuestro, y algunos días, para saber rezar mejor las oraciones, no las cantan sino rezadas así a coros, y luego se les hacen las preguntas del catecismo, y en todo se pasa una hora más o menos, y por la tarde asisten a la iglesia los indios pequeños y dicen lo mismo, y están una hora y siempre con la asistencia del padre misionero que les explica lo que rezan 48 . 47 A. von Humboldt, Viaje a las regiones del Nuevo Continente , t. IV, 530-531. 48 Informe del Prefecto fray Benito de La Garriga sobre la situación de la misión de Guayana (Altagracia, 1 febrero 1779) . Tomado de: Buenaventura de Carrocera, Misión de los Capuchinos en Guayana , t. II, 338, doc. 230. Acerca del papel desempeñado por este religioso, cf. Manuel A. Do-

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