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MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ 86 En este estudio queremos presentar la aportación singular de los capuchinos catalanes en las duras tierras de Guayana. Allí desarrollaron una economía sosteni- ble, que derivará en otra de alta producción, hasta que los avatares históricos y los movimientos insurgentes terminen con esa singular realidad misionera. El detalle es especialmente interesante, puesto que lo general era que se mantuviera una economía de subsistencia 1 . Con todo, para la adecuada contextualización de los hechos presen- tamos también un breve recorrido por la historia de dicha misión. Esto ayudará a comprender algunas dificultades internas en la vida de la misma. Esta misión será encomendada a los capuchinos de Cataluña, quienes, después de años colaborando en la de Cumaná, recibirán la petición del ministro general, fray Esteban de Cesena que, en 1677, se encontraba realizando la visita pastoral a las provincias de España. La intención era que algún religioso de aquella jurisdicción pudiera ser enviado a América, ampliando la presencia de la Orden capuchina en aquellas tierras. La solicitud, a su vez, respondía a la que dicho superior general había recibido de Carlos II. La petición concreta era la presentación de 2 ó 3 religiosos de la provincia, que pudieran ser enviados a las Indias Occidentales para dicha tarea 2 . La propuesta, por otra parte, concordaba perfectamente con la intención de los misio- neros que, una vez superados los trámites necesarios, organizarán progresivamente la misión que se extenderá desde 1687 a 1817. El sueño de estos era poder contar con un territorio específico, encomendado a la propia provincia religiosa y, por lo mis- mo, con plena autonomía de los otros confiados previamente a las otras provincias capuchinas españolas. Hasta 1715 estará constituida por dos territorios claramente definidos: por una parte, la isla de Trinidad y, por la otra, la provincia de Guayana. Este es el motivo por el que la misión llevará ambas denominaciones, como aparece en las mismas cédulas de erección, donde se habla de “Misiones de la isla de Trinidad y Guayana”, igual que en muchos otros documentos se denominará como “Misión del Caroní o Guayana” 3 . 1 Romano llega a plantear que la economía que desarrolla el grueso de la población hispa- noamericana es eminentemente de subsistencia, aunque no les falte de comer, puesto que grandes grupos de población vivían fuera del mundo salarial. Cf. Ruggiero Romano, Mecanismo y elemen- tos del sistema económico colonial americano. Siglo - , México 2004, 413-415. 2 Cf. Fr. Esteban de Cesena al ministro provincial de Cataluña (Madrid, 24 marzo 1677) . Archivo Provincial de los Capuchinos de Cataluña (Barcelona) [= APCC], Documento n. 4 , en Cesáreo de Armellada, Por la Venezuela indígena de ayer y de hoy , Caracas 1960, 39-40. 3 Cf. Memorial de los Capuchinos de la provincia de Cataluña pidiendo una misión en la isla de Trinidad y provincia de Guayana , en Buenaventura de Carrocera, Misión de los Capuchinos en Guayana (Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 139), Caracas 1979, t. I, 97, 100; Va- lentí Serra, Tres segles de vida missionera. La projecció pastoral “ad gentes” dels framenors caputxins de Catalunya (1680-1989) (Coŀlectània Sant Pacià, 85), Barcelona 2006, 105, 109. En relación a
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