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MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ 94 Juan Bautista de Avechica, para dos años más tarde fundarse el de Ángel Custodio de Aycana. Por último, en 1785, lo hace el de Nuestra Señora de Belén de Tumeremo. La cuarta y última etapa , correspondería propiamente al periodo revoluciona- rio, que abarca desde el inicio de la lucha por la independencia, el 19 de abril de 1810, hasta el año 1817, momento en que el general Piar logra apoderarse de la Guayana y, por lo mismo, también de los pueblos fundados por los capuchinos catalanes. Es una etapa caracterizada ya por una nueva mentalidad, que no permitirá un desarro- llo y actividad viva, como la desarrollada en las etapas anteriores. En relación a los misioneros catalanes serán pocos los que logren huir salvando sus vidas, otros serán apresados, sufriendo diversas penurias y muriendo a causa de las mismas —catorce exactamente—, además del asesinato de veinte misioneros más en San Ramón de Caruachi. 2. Acontecimientos significativos Lejos de lo que se pueda pensar, en el territorio de la isla de Trinidad, donde los misioneros se dedicaron con ahínco a la atención de la nación taparima, el traspaso al Ordinario no fue una cuestión automática y simple, sino que estos sintieron la pre- sión, particularmente en 1713, cuando los pueblos son declarados ya como curatos. Los capuchinos catalanes recurrirán al gobernador, para que la orden no fuera apli- cada, por considerar que las poblaciones no estaban todavía consolidadas. El detalle resulta de interés, puesto que muestra un hacer propio de los misioneros, que estará movido en todo momento por buscar el bien espiritual de los naturales, lo que se re- petirá luego de manera todavía más manifiesta en el territorio de Guayana. Se puede entender, por tanto, que el abandono de la isla de Trinidad a primeros de febrero de 1714, de una manera un tanto brusca, respondía a fuertes y claras disensiones sobre cómo abordar la tarea evangelizadora, que otros consideraban desde una perspectiva eminentemente económica, puesto que dichos pueblos pasaban a tributar a la Co- rona desde el momento que se convertían en pueblos de doctrina. Por otra parte, los capuchinos catalanes, al igual que otros miembros de su Orden, consideraban que a ellos les correspondía la tarea más dura en el trabajo misionero: el entablar contacto pacífico y fundar nuevos pueblos de misión, no en dedicarse a ser doctrineros de aquellos pueblos. Es preciso hacer notar, porque esto influirá también en la vida de la misión, que los dos territorios que conformaban la misma, en un primer momento pertenecían a una misma gobernación. Será en 1729, cuando el territorio de Guayana pase a depen- der de la gobernación de Cumaná, aunque esto se haga efectivo unos años más tarde (1733). Todavía en 1762 el territorio sufrirá un nuevo cambio organizativo. En esta

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