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médicos. No sabían mucha medicina, pero sabían atar al pueblo, para no dejar a nadie advenedizo asentar allí. Eran más políticos que científicos. Hizo un viaje hasta Colón, en el Estado Táchira, pero infructuosamente. Los médicos de la comarca, que veían en el jovencito recién doctorado un advenedizo peligroso, lo tacharon de "godo" ante el Gobierno del Estado, que de– cretaría su expulsión, según corrían los rumores. HER– NANDEZ tuvo que salir de su tierra, casi huído, en febrero de 1889. Parecía el sino de la familia: tener que andar huyendo, perseguidos por los "amarillos". 15.-Pasó entonces por Caracas, y realizó una excur– sión por el Oriente con el mismo resultado, siempre infruc– tuoso. Todo se volvía contra él. Cuando regresaba de Oriente, naufragó frente a las costas de Carúpano. Deci– dió, por fin, volver a Caracas, donde lucharía por abrirse un porvenir. Este llegó solo, por medio de un Decreto del Presidente de la República, donde se le concedía cumplir la mayor alegría soñada en su vida de estudiante: Europa. El había luchado como un hombre. Dios le ponía en las manos el premio, más abundante por merecido que por esperado. 16.-No es posible que un hombre de la fina sensibili– dad de JOSE GREGORIO, fuera ajeno al arte. Como hom– bre, su personalidad exigía la perfección de los sentimien– tos que sólo da el arte. La inteligencia puede estar forma– da perfectamente, lo mismo que la voluntad, sin que el hombre sea perfecto. La perfección del sentimiento sola– mente la da el arte, por el cual el hombre, lejos de aislarse de las cosas que le rodean -falso concepto del art~ y su– blimizar su vida con ilusiones irreales, toma las mismas cosas y extrae de ellas la belleza que en sí contienen para saborearla y hacer de la vida, no una ilusión, sino una bella realidad. 17.-Una de sus recreaciones favoritas en los años de estudiante, después de la brega afanosa del estudio, era asistir los días que podía a la retreta de la Plaza Bolívar. -78-

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