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·¡;u personalidad, que él ni siquiera pudo sospechar durante su vida. ¡ El había de llegar a ser otra gran gloria nacio– nal en la admiración y en el cariño de los venezolanos de todos los tiempos, recordándole sentado en su cátedra, o quizá sublimado en la gloria de los altares! 19.-Ningún crisol donde se conozcan y se prueben mejor las almas bellas que en el de la amistad. ·El hombre que sabe llegarse a otras almas y adentrarse tan en lo hondo de los corazones de los amigos, prueba que tiene un alma bella. Del Dr. HERNANDEZ, dice Sales Pfrez, ingenua– mente: "¿Quién que trate al Dr. HERNANDEZ, pue– de libertarse de estimarlo? (g). El alma más bella es la que en su camino por la vida no haya tenido quien le mire torvamente por una falta de su carácter o por escasez de simpatía. . . . Esta era el alma del Dr. Hernández, que en frase del mismo culto escritor, "sabía una ciencia que no se aprende en ninguna academia: -Sabe hacerse amar .... ". (g). No era tanto por parte de los demás esta simpatía ,como por parte suya este amor hacia todo el mundo, en ·cumplimiento de la doctrina evangélica. Todos le querían porque él quería a todos, y en todos veía hermanos en nues– tro Padre Dios, en nuestra Madre María y en nuestro Her– mano Mayor Jesús, declarado como tal el día que se vistió nuestra carne y la vivificó con un alma preciosa. 20. - El día que, vuelto de la Cartuja, recibió la pri– mera visita de los estudiantes, sus discípulos que en masa fueron a visitarlo al Seminario, les confesó, cordialmente, sincero como un hermano mayor : "Al irme como lo hice, sufrí mucho; y al decirles a ustedes : ¡ Hasta mañana ! no lo revelaba, pero tenía el corazón despedazado ... " (h) . (g) F. de Sales Pérez en el Cojo Ilustrado - Julio 1893. ,(h) Dr. Jesús Rafael Rísquez. El Tiempo. Caracas, 24-4-1909. -63-

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