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con sus hijos, el ser que tenemos, en primt>r lu– gar, y porque nos da un contingente de inmigra– ción muy importante para nosotros. Ninguna in– migración conviene tanto en Venezuela como la española, tanto la peninsular como la insular dt> Canarias. Unos y otros se nos asimilan de lal manera, haciéndose venezolanos de tal suerte, qut> me ha sucedido tener trato frecuente con perso– nas a quienes creía nacionales y después he vPni– do a saber que son de islas. En la inmensa ma– yoría <;le los que se hacen habitantes de nuestro país, los españoles e isleños son trabajadores, eco– nómicos, industriosos, de costumbres puras, cris– tianos verdaderos, sanos y fuertes físicamente y dignos de toda estimación. Como prueba de ello, tenemos la instancia con que son atraídos por nuestras hermanas del Sur, principalmente por Argentina, Brasil y Chile, que comprenden bien que es la única inmigración que se nacionaliza, en tanto que los italianos, alemanes, franceses e ingleses, con raras excepciones, quedan siempre considerados como extranjeros .... ". (e) . Estas conclusiones eran hijas de estudio de nuestro carácter nacional venezolano, tan hermano en ideas y en sangre, del español auténtico, que hace que el español ve– nido a Venezuela sea otro venezolano desde que pisa la tie– rra de nuestra Patria, como si no hubiera salido de la suya. Lo mismo que la del español, la idiosincracia del venezo– lano, es rebelde, altiva, señorial, trabajadora y sufrida, con algo de quijotesco en las costumbres y en el alma. Y ese idealismo hace que sea la hispano-americana la raza que en el mundo da más contingentes de hombres hacia la san– tidad y hacia el heroísmo. 15.-En el famoso Bloqueo de 1902, cuando el Gobier– no pidió el sacrificio de todos los venezolanos por la Patria en peligro, el nombre del Dr. HERNANDEZ fué el pri- (e) Tomado del Dr. Núñez Ponte (Op. cit.) Pág. 132. -61-

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