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fitio por su familia, aquel cariño tan entrañable y medían lo que aquella separación habría significado en su vida.. Desde Italia, después de una visita que hizo a la Car– tuja de Lucca, para visitar a su compatriota y amigo, es– cribe el Pbro. Dr. Manuel Arteaga: "El Dr. Hernández recuerda a su Patria, a su familia, con tanto más amor cuanto su corazón está más entregado a Dios. Yo no quise traerle recuerdos que pudieran avivar el dolor de su se– paración, comprendiendo demasiado que fl no ha dado este paso de su vida sin un grande sacl'ifi– cio". (d). 10.-Dios quiso renovar la inmensa tristeza de la des– pedida en la segunda vez que se separó de su familia, cami– no de Roma. Su hermana mayor, Isolina del Carmen Her– nández de Carvallo, quiso acompañarlo en el viaje hasta Burdeos. Días antes, en casa, la hermana cariñosa, se so– bresaltaba a veces por una repentina tristeza que invadía a su hermano. En uno de estos ataques repentinos, de si– lencio y de tristeza, su hermana, silenciosa y compasiva, se acercó a él. -Dime, José Gregorio ¿ Qué es lo que te pasa? .... ¿ Por qué estás triste? Qué es lo que te apena? El silencio de JOSE GREGORIO flotaba lúgubre y decaído sobre las preguntas cariñosas. La hermana repe– tía sus interrogaciones y aventuraba respuestas imagina- . rías que no lograban romper el mutismo y la tristeza de JOSE GREGORIO. Repentinamente, y con una sinceridad trágica, se vol– vió hacia Isolina, le miró a los ojos, y sonriendo desgarra– doramente le dijo: -Isolina .... es que .... yo te quiero mucho. (d) Artículo del Pbro. Dr. M. Arteaga.-Dr. Hernández Brice– ño. Op. cit. Pág. 148. -58-
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