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su mad1·e, no lo volvería a encontrar ni en una mu.kr qtH~ quisiera hacer sus veces, ni en el amor exaltado de otra mujer que lo quisiera por 121 mismo, sin el idealismo y d desinterés de la madre malograda. 5.-Fué para él un rudo golpe, ya en Caraeas, la muerte de su hermano José Benjamín, sólo unos años in– ferior a él, con quien había compartido sus juegos senci– llos e infantiles en Isnotú. Para él y para C12sar, había hecho JOSE GREGORIO tantos gorros de desfile y tantos carritos de madera y de lata, como recuerdan las gentes de Isnotú que los conocieron y los vieron jugar a la puerta de la casa. Este era un nuevo golpe que aumentó aquella tristeza que pesaba como un peñasco sobre su vida desde la muerte de su madre. El, que se había ido acercando al mundo con la alegría de las tertulias y las veladas familiares, con sus bailes y sus risas, se retrajo otra vez a la seriedad de la vida, y se acercó más a Dios, fuente de la vida y de la ale– gría interior. En adelante su vida se hizo más seria al contacto de los grandes sufrimientos y las grandes decep– ciones de la vida que tanto se le adelantaron. 6.-0tra de las mayores pruebas dolorosas de su vida familiar, fué la desaparición de la vida, de su padre, mien– tras él estudiaba en París. Ni el consuelo de sus amigos, ni la absorción de su pensamiento por los estudios fueron bastante a calmar aquel dolor. Pero fué éste el paso de su vida de joven a la de hombre maduro. Quedaba como jefe de la numerosa familia de sus hermanos, hijos de su madre, y de la honorable matrona que ocupó sus veces en el hogar de su padre. Por todos ellos él se veía en la obli– gación de velar con el mismo cariño que si fueran suyos. Ya él mismo no se pertenecía. Dios, que no lo destinaba al matrimonio, con fines muy medidos y providentes, le daba diez hijos que le nacían del dolor y de la muerte de su padre. Para él todos eran igualmente hermanos. Eran los seres de quienes Dios le había rodeado, para que des– bordara en ellos todo el cariño que le rebosaba en el cora– zón. El, que sabía lo que era la necesidad del cariño por -55-
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