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y decidida, cannosa y simpática, más amable por madre que por mujer. No olvidará en su vida a aquella "madre que me amaba, y que desde la cuna me enseñó la virtud, me crió en la ciencia de Dios y me enseñó la santa caridad .... ". 4.-Ejemplo para la madre moderna, que se deja lle– var por un egoísmo incomprensible, que se quiere más a sí que a los hijos, que como estorbo rechaza o deja en ma– nos mercenarias. Nunca se podían olvidar en el recuerdo de JOSE GREGORIO las veladas en la casa silenciosa y cálida, so– bre las rodillas de la buena madre, aprendiendo los nú– meros y las letras, los buenos sentimientos y la virtud. Muerta aquella mujer que representaba todo en su vida, todos los sentimientos del pequeño se invadieron de una tristeza prematura, que se nota en sus primeros años y en su vida de estudiante. Y ésta es la clave de aquella serie– dad que le hacía parecer siempre más hombre de lo que era ante sus compañeros y ante sus amistades. Por natu– raleza frágil y tímido, necesitado de cariño, siempre tuvo abierto el corazón a la amistad y al amor, pero siempre con un recelo amargo de que nadie pudiera darle aquel amor que su madre le prodigara. Nos refiere, ya en su ancianidad la respetable Señora Emilia Suárez de Otazzo, que él la quería mucho, porque decía JOSE GREGORIO que siempre que la veía le re– cordaba mucho a s.u madre, porque se p1:trecía a ella. Es verdad que tuvo el consuelo de encontrarse en Ca– racas unos nuevos padres en los esposos Villegas y des– pués en la familia Dominici. Pero era algo insustituible para él el cariño de aquella madre, apenas gustado, y des– aparecido cuando más falta le hacía en el mundo. Los que no comprenden las reacciones sentimentales, a veces excéntricas, a veces pesimistas, del joven JOSE GREGORIO, pueden encontrar en esta necesidad de cari– ño, insatisfecha, una clave para la interpretación de toda la vida emotiva del Dr. HERNANDEZ. El amor puro de -54-