BCCCAP00000000000000000000964

, , 1 1 ) tir en esta labor tan necPsaria. 1,;¡ trabajo de su prim('t' Rector médico, Doctor José María Vargas, no tuvo el ffi('– recido éxito, y estuvo a punto de devenir la Facultad a los mismos términos de ignominia de la "época de los barb(•– ros". Una protesta de los estudiantes ante la estatua de Vargas, impidió que esto se llevara a efecto. Así encontró el ambiente estudiantil JOSE GREGO– RIO en la Facultad de Medicina cuando ingresó en la Universidad. 11.0.-Sus éxitos universitarios no fueron más que una continuación de los del Colegio Villegas. Se conservan los cuadernos de asistencia y de calificaciones de aquella épo– ca. En ellos constan sus notas sobresalientes y las rarísi– mas faltas a la clase. Seis años de estudio incesante, que le valieron el aprecio unánime, no solamente de sus com– pañeros de clase, sino también de sus profesores. Estos que veían en aquel discípulo, no solamente su interés por el estudio, sino también una inteligencia clara y despier– ta, y una abnegación dura y probada, pensaron que aquel discípulo suyo había de llegar muy alto y que su nombre había de quedar impreso en los anales de la Medicina Ve– nezolana. Y no se equivocaron. 11.-Era el tiempo en que los estudiantes, por moda y snobismo intelectual, tenían que rebelarse contra todo lo impuesto, y sobre todo, en nombre de la Ciencia, contra la Religión. No era raro encontrar jóvenes de familias distinguidas y sobresalientes por su catolicismo íntegro, que ante las chanzas de sus compañeros, y sobre todo de sus profesores, claudicaban en el recto sendero que su ma– dre les había enseñado. El estudiante necesariamente te– nía que ser libertino en costumbres, y descreído en ideas. Ya había pasado -se decía ingenuamente- la época de la Religión, una de tantas modalidades de la Humanidad, y llegaba el imperio de la Ciencia. En nombre de la Cien– cia, había que luchar contra todo lo que tuviera sabor de tradición religiosa, que era señal de atraso en los pueblos civilizados ... -39-