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tuosa, hasta tal punto que nuestro trato tuvo siem– pre un sello de etiqueta: ¡ jamás lo pude tutear ... ! Y cuántas cosas, sorprendentes, iba yo casi a diario descubriendo y edificado admirando en tan insigne compañero, providencialmente encontrado por mí, en el Colegio, como un modelo, a la verdad muy difícil de imitar, de moral y de virtud, y de estricto e inflexible cumplimiento del deber ... ! ... El Doctor Hernández, desde niño, fué un gran carácter: parecía que obraba a impulsos de un poder oculto, de una fuerza de reserva que secreta– mente, y por su sola presencia se hacía sentir; sus medios de acción fueron única y exclusivamente sus virtudes; e incuestionablemente que él era de esa clase rarísima de hombres que obran sobre los demás por medio de una fuerza que se impone llana– mente, y cuya imposición nos place soportarla, porque ella deriva única y exclusivamente de la virtud ... ! Hernández mostraba siempre su carácter con . acciones siempre dirigidas e inspiradas por inte– gérrimos principios, y por una sabiduría práctica, que un perenne estudio acrecentaba día tras día, y que sólidamente cimentaba una sólida reflexión.... Yo jamás lo ví tomar parte en nuestros juegos y travesuras infantiles; sus recreaciones favoritas consistían en el estudio del piano, instrumento éste que él llegó casi a dominar, con. un arte y un gesto muy exquisitos; y en su intimidad con autores muy dilectos: en ocasiones ví a Plutarco y a Kempis, y distintos volúmenes de "La vida de los Santos" en sus manos ... " (*) 7.-Este es el retrato de la vida de JOSE GREGORIO en el ambiente colegial: los libros y el arte como recrea– ción favorita. Esta afición a la música la había de conser- ( *) Doctor J. de D. Vlllegas Ruiz, 2° Vicepresidente de la Acade– mia Nacional de Medicina. - Elogio del Dr. José Gregario Hernández. -36-

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