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<'11('01111'«'1 dPvotamente arrodillado a los pies de la Virgen df'I ltosal'io. La viejecita, edificada y conmovida, se arro– di lhí junto a él, y así subieron al cielo, confundidas, las ol'aciones de aquellos dos niños que harían sonreir a la Vir– gen María por su ingenuidad y su fervor. 9.-La iglesia del lugar estaba edificada por donación de su padre, Benigno Hernández. Sus estudios de medicina le permitieron instalar una farmacia, la única de los alrede– dores, y era también el que hacía de médico por aquellos lugares. Aunque su verdadera profesión era la de comer– ciante, sin embargo, su afición por la medicina se impuso, y esta afición se hizo una bella realidad en el mayor de sus hijos varones, JOSE GREGORIO. 10.-Los viejos del pueblo de Isnotú, cuentan que al volver de sus trabajos en las haciendas y en los cafetales, se encontraban al pequeño JOSE GREGORIO sentado en unas piedras negras que había en las afueras del pueblo, desde donde se avistaba el cementerio cercano, florido de cruces y de matas en flor. Más abajo, el hermoso valle que se puede apreciar en la fotografía adjunta. Su tempera– mento de artista y de santo encontraba en aquel paisaje ma– teria de meditación y de contemplación estética. Francisco José Alvarado, un simpático viejecito que pasa de los cien años, ciego, pero todavía alegre y decidor, nos cuenta que fué sirviente en su juventud, en la casa de Benigno Hernández. Recuerda que el muchachito JOSE GREGORIO era algo revoltoso y muy avispado, pero siem– pre obediente y sumiso, y sobre todo, muy piadoso. Su obsesión de niño era conocer Caracas. Magdalena Mogollón, una anciana siempre sonriente, que ya ha perdido la cuenta de los años que tiene, nos re– fiere, entre sus recuerdos que, como hermano mayor entre los varones, se había constituído en algo así como el pro– tector de sus hermanitos. El les hacía los jugueticos que consistían en gorros para desfiles marciales que llenaban la casa de alboroto, y muñecas de trapo con las que juga– ban sus hermanitas. El se contentaba con encender la chispa -así nos dicen- y luego se retiraba como un hom- -30-

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