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caídas de agua: la de Carambú y la de Coloraditos. l ,a abundancia de árboles dan al ambiente una frescura de eterna primavera. Si el suelo y el clima son uno de los factores más im– portantes en el desarrollo de la personalidad de un hombre, el de JOSE GREGORIO fué inigualable. Todos los que he– mos visitado Isnotú, creemos sinceramente que es una tierra en la que la poesía de la vida es una planta más de su feraz agricultura. Toda esta poesía la vuelcan ellos en la fiesta de su Pa– trona, su querida Virgen del Rosario de Isnotú, regalo de Benigno Hernández, padre de· JOSE GREGORIO. En sus aflicciones y en sus alegrías, en sus necesidades y en sus contentos, la Virgen del Rosario está siempre entre ellos, en una alabanza o en una súplica. Yo también, ante aquella hermosa imagen, tuve una súplica y una alabanza: "Señora del Rosario de Isnotú. . . que este pueblo se eternice y nunca cambie ... que lo bueno se haga mejor y lo malo nunca se acerque a este paraíso de tu cariño ... " 5.-El año 1864 fué un año crucial en la Historia de Venezuela. Empezó augurando en las revueltas de Truji– llo y del Táchira las calamidades que habían de sobrevenir. En el Estado Carabobo hubo disturbios y revueltas que es– tuvieron a punto de degenerar en revolución. Sólo hacía unos meses que había terminado la Guerra Civil de los Cinco Años, y el General Falcón regresaba lleno de honores como Mariscal Presidente. Se firmó también el esperado Con– cordato con la Santa Sede. Las exhortaciones de paz del meritísimo Padre Iradi, cayeron en el vacío, y la revolu– ción preparada por el General Bruzual, estalló en Guayana, capitaneada por el General Arismendi. La revolución libe– ral tomó cuerpo en el Estado Guárico. Al poco tiempo, es– talló también en el Estado Aragua. Por fin, la paz se firmó en Puerto Cabello, con plenas amnistías, y quedando, por voluntad popular en las elecciones, como Jefe de la Repú– blica, el Mariscal Presidente Falcón. Todavía hubo una -27-

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