BCCCAP00000000000000000000964

1,1.-Un testigo de vista nos da su impresión en estas, sentidas líneas : "Si de súbito hubiera llegado a Caracas el lunes 30 de junio de 1919 un extranjero curioso, hubiera " preguntado: -¿ A quién llevan a enterrar con tan– ta pompa? ¿ Quién es ése que logra conmover así a la frí– vola ciudad? ¿ Por quién lloran en la calle mujeres de rango y mujeres del pueblo, como las hijas de Jerusalén? ¿ Quién es ese caudillo que va a ser lle– vado al Cementerio en hombros de letrados y cientí– ficos, con los cuales el pueblo, de suyo tolerante y sumiso, discute el derecho de ser él quien realice el póstumo homenaje? ¿ Quién es ese héroe que arras– tra detrás de su cadáver a las multitudes sollozantes y a cuyo paso la ciudad se consterna, la vida mer– cantil e industrial se paraliza, las transacciones se suspenden, y las cabezas de todos se inclinan, abru– madas de dolor y de respeto? Si alguien hubiera interrogado eso, hubiera sido una buena lección responderle: -¡No! Ese no era ni un príncipe, ni un caudillo, ni un poderoso de la tierra, ni siquiera un fatuo qué compró en vida con oro y con halagos intencionados esa solemnidad fu– neral. ¡No! Esa apoteosis. . . es la obra del bien. Ese fué un hombre que estuvo siempre cerca del dolor y la pena, y en silencio los remedió. . . para que nadie lo supiera nunca. Pero he aquí que cada uno de los amparados por él GUando estaban solos, de los consolados por él cuando estaban tristes, al saber su inesperado fallecimiento, han salido de sus tugurios, y a esa muchedumbre que pasa de diez mil almas agradecidas, se han agregado los que en todo caso tenían que rendirle un homenaje de jus– ticia o de aprecio al distinguido caballero sin tacha y hombre de ciencia notable, que después de haber vivido vida limpia en medio de tantas miserias hu- -266-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz