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do los hermanos Doctor Luis F. y Miguel Angel Landáez, el Doctor José Gregorio Hernández me dijo, ponienqo la mano sobre mi hombro: "Este año, le tocó a Pedro Luis, y el año que viene me toca a mí". -Esto es muy pesado para broma, le contesté. (Advierto que José Gregorio nunca usaba bromas o chanzas con nadie) a lo que re– plicó: - Si son bromas o veras, ya se verá" Esto lo dijo en voz clara, oyéndolo su hermana Isolina. Esto lo recuerdo muy bien, por haberlo repetido muchas veces en estos diez y siete años que me– dian, ante muchas personas.-Caracas, 1 9 de se– tiembre de 1934 ... etc ... " (*) (b). ( *) El Dr. J. M. N úñez Ponte, en su "Estudio_ cr:ítico - bio~ráfico" nos cita el caso de otras dos personas de su cristiana familia, que Hupieron con anticipación la hora de su tránsito. Se refiere a su ahucio paterno, D. Remigio Hernández y a su tía Dña. María de .Jesús, muerta en 1874. "Refiriéndose al primero, dice el libro ge– nPalógico que la víspera de su muerte, hallándose en sana salud y 1'<!Uniendo a los suyos, les dijo que en la familia pocos pasaban de los H<•senta años, y por consiguiente era bueno prepararse para tan terri– hl<• trance; que hizo aquella tarde confesión general de toda su vida, .v a la mañana siguiente recibió ·la Sagrada Comunión con gran fer– vor; y poco después, mientras tomaba en casa una ligera refección, Hi II haber presentido síntoma alguno de enfermedad, murió apacible- 1111•11te con la muerte de los predestinados al cielo. Doña María de Jesús Hernández, nacida en 1822, desde su ado– li•Hcc11cia manifestó deseos ele tomar el velo de religiosa, más a ruegos el,. HU padre Don Remigio, le prometió que no lo haría mientras sus IH·rnianos, que eran huérfanos de madre, fueran pequeños, porque ella na la mayor; cuando se .hubo casado la menor de sus hermanas, entró .v profesó en el convento de Clarisas de Mérida. Vivió allí en la más 1111stl'l"a penitencia y en la práctica de las más heroicas virtudes, y r,,.-. agTaciada con dones sobrenaturales, entre los cuales se supo por lmclición que gozaba del de profecía. Las Cámaras legislativas de Vc•nc·wPla decretaron la abolición y exclaustración de las Ordenes 11.<'lig·ioHas; al serle comunicado el Decreto, la Superiora de las dichas ( :la risas convocó a Capítulo, y dando de él conocimiento a las mon– ,ias, l<·s elijo avisasen a sus familias para que acudieran al convento a 1·c•<·ihirlas el día de su salida. Sor María de Jesús manifestó en ¡,i·c•sc•1H'ia misma del Capítulo que no necesitaba dar parte a su fa- 111ilia, porque moriría antes de terminarse el plazo de los ocho Jías q11e• fallahan para la expulsión. Y en efecto, faltando apenas tres, 111 salir ele su celda en la mañana en dirección a la capilla, y como l11vi<'H<' cJ,, pasar junto a las colmenas que cultivaban en el Convento, 11110 el" los insectos le picó en una mano, y en la misma noche murió ,•011 clc•licio,;a paz y alegría celestiales". ( J,) l•'r. Nicolús de Cúrmenc•s.- -Homenajes, pág. 583.

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