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,dos ejemplos claros de cómo se valía incidentalmente para defender a la Iglesia en sus escritos; lo hacía donde menos se podía sospechar. Al hablar de los defectos que se pueden cometer en los raciocinios, llegando al equívoco, en la especie ,de los sofismas, dice: "El equívoco consiste en tomar una palabra en sus varios significados. El sofisma siguiente es un equí– voco de mucha circulación: "Ahí está la Inquisición; ella castigaba terriblemente con tormentos, confis– caciones y pena de muerte a los que no creían en la Iglesia Católica; es, pues, un hecho cierto que la Iglesia Católica imponía en aquellos desgraciados tiempos sus creencias por el terror". En la primera parte de este equívoco se toma la denominación de Iglesia Católica en el sentido de Doctrina Católica, y en la segunda parte se la toma en el sentido de Au– toridad Eclesiástica, o Iglesia Docente. Lo históri– camente cierto es que la Inquisición era un tribunal del Rey de España. . . etc ... " (o) En el mismo estudio de los sofismas y de sus diversas ,clases, nos dice: "Los sofismas de las ideas, son inductivos o de– ductivos: Los inductivos son: la ignorancia de la causa, la enumeración imperfecta y la falsa ana– logía. La ignorancia de la causa consiste, no sólo en igno– rar la causa, sino en dar la que no es, como si fuera la verdadera. Por ejemplo: "Hay, dice Lord Macaulay, un gran adelanto material, y una gran cultura cien– tífica en Inglaterra, Alemania y Norte América. Es– tas naciones no son católicas, sino protestantes, luego el Catolicismo es contrario al desarrollo material e intelectual de las naciones". Este es un sofisma de esta clase, una vez que la causa evidentemente no PS ésa, estando igualmente adelantadas Francia, Bélgi– ca e Italia que son católicas, y en cambio existiendo (o) Elementos d,• Filosofía, pág-inas !JI y !J:i.

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